5 de febrero
La noticia de la inminente quiebra
de la empresa estaba por todos lados. Yunho no pudo evitar pensar que esa era
una de las razones por las que los candidatos no se presentaban a las
entrevistas. Entendía su actuar, por supuesto que lo hacía, todos quieren un
trabajo en el que puedan escalar y proyectarse en el tiempo. Sin embargo,
aquello no facilitaba las cosas para él.
-¿Llegaron los candidatos? – le
preguntó a la recepcionistas.
- Sí, lo están esperando – respondió
ella con una sonrisa. – Dejé los CV que entregaron en la recepción principal en
su escritorio. Al parecer, hay personas interesadas en trabajar aquí aún.
-Eso espero. Gracias, Irene, por
todo.
-No hay problema.
Podía sentir como sus piernas
amenazaban con dejar de sostener su cuerpo a cada paso que daba. En sus manos
tenía los CV de las personas a las que él mismo había citado la tarde anterior.
La mayoría era recién titulados, algunos autónomos, otros aún eran estudiantes
y uno que otro era jubilado, pero tenía la esperanza de encontrar a
especialistas en marketing digital, ilustración, diseño y gestión de eventos
para las campañas en las que trabajaría a partir de marzo.
-Buenos días – saludó con una
sonrisa cortés. – Los entrevistaré en el orden en que mandaron su CV.
- ¿Nos dirá si quedamos por correo?
– preguntó un chico, no parecía tener más de veinte años.
- Sabrán la respuesta al terminar su
entrevista- respondió, viendo como todos parecían estar feliz con su respuesta.-.
Ordenaré los papeles en mi escritorio y comenzaré a llamar.
Entró en su oficina consiente de los
ojos en su espalda, pero intentó ignorar el escalofrío que recorrió su cuerpo. Metió
los CV que Irene había dejado sobre el escritorio en el primer cajón y fijó su
vista en los que tenía en sus manos. Había seleccionado a personas con las que
podría negociar su salario. Iba a funcionar.
-Kim Soo Jung –dijo desde el marco-,
acompáñeme, por favor.
El hombre tenía unos sesenta y ocho
años de edad y más de la mitad de ellos los pasó en una empresa de publicidad,
era un buen elemento para la empresa sin duda y una gran ayuda para él, pero
necesitaba ver cómo reaccionaría ante la situación antes de contratarlo. Para
su suerte, el hombre solo quería tener algo que hacer y no le importó tener un
sueldo mucho menor al que debería. “Cuente conmigo, soy bueno para las crisis”,
le había dicho con una sonrisa tranquila y Yunho lo hizo.
-Lo llamaré para informarle cuando
comienza –dijo estrechando su manos, antes de acompañarlo a la puerta.
-Será un placer, señor Jung.
-Lo mismo digo.
Uno
menos, pensó ya más relajado.
-¿Kwon Tae Ri?
Yeon Hee se acomodó sobre las
piernas de Ho Joon y le acarició el cabello antes de voltearse a verlo con una
sonrisa comprensiva. Habían estado hablando sobre la situación de la empresa
por más de dos horas y ella no los había detenido, pese a verse más cansada que
en otras ocasiones. Yunho envidiaba a Ho Joon por tener una pareja así. Sin
embargo, él sabía que Yeon Hee no escuchaba en silencio la plática por Ho Joon,
lo hacía por él, porque no tenía con quien charla al respecto más que con el
único amigo que tenía. Por esa razón, estaba agradecido con ella, pero al mismo
tiempo se sentía apenado.
-Los que llevan menos de un año en
la empresa han comenzado a enviar cv a otras compañías – dijo Ho Joon, no sin
antes apretar la mano de Yeon Hee y dedicarle una sonrisa -. O eso dijo Dong
Hae.
-¿Qué hay de los altos mandos? –
preguntó ella.
- No les conviene renunciar –
respondió Yunho. -. Al igual que nosotros, ellos perderían el dinero por los
años trabajados. Esperaran a que los despidan.
- Entiendo… ¿Es posible salvar la
empresa? – se atrevió a indagar Yeon Hee.
- Quizá – dijo Ho Joon con un tono
neutro.
- Si conseguimos nuevos clientes a
lo largo del año nos mantendremos a flote – aseguró Yunho, intentando
entregarle algo de tranquilidad.
-Entiendo – murmuró ella antes de
levantarse del regazo de su pareja. – Puedes quedarte a dormir hoy. Ya es muy
tarde. – dijo mirándolo, mientras intentaba ahogar un bostezo. – Iré a la cama.
- Buenas noches.
- Iré en un momento.
Ambos la vieron caminar por el
pasillo y perderse en una de las habitaciones. Permanecieron en silencio por
unos minutos, cada uno sumido en sus propios pensamientos. Ho Joon miraba
fijamente el vaso en su mano derecha y Yunho lo miraba a él. Parecía más
preocupado que en otras ocasiones. Ho Joon había cambiado de trabajo más veces
que Yunho y por distintas razones y nunca se mortificaba por eso, pero ahora
era diferente y parecía querer ocultarle ese hecho.
-Ve con ella – se limitó a decir.
-Duerme – le ordenó, mientras se
levantaba.
Buscó la libreta que ocupaba para
trabajar apenas escuchó la puerta de cerrarse. Rápidamente, anotó algunas ideas
que se le ocurrieron mientras hablaban. Tenía años de experiencia trabajando en
más de una campaña publicitaria a la vez, pero en medio de todo eso no estaba
seguro de si rendiría como siempre.
-No, no, no…mierda – dijo, tirando la
libreta sobre la mesa de centro.
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