Creciendo...junto a ti CAPITULO 8

- ¿qué intentas? – le pregunté alarmándome de inmediato. Él se había parado de su asiento y me miraba de una forma indescifrable.

- no he hecho nada – sonrió, él sabia que estaba nervioso. De todas formas habría que ser un idiota para no darse cuenta, soy bastante malo a la hora de esconder mis sentimientos, pero eso no me había hecho falta hasta ahora.

- solo quédate donde estas – pedí

- esta bien – miró hacia la ventana durante unos segundos – seamos amigos

- no

- ¿por qué no? – preguntó, él no lo sabia pero yo me hacia la misma pregunta

- sólo no y ya – digo ocultando mi rostro y él dio otro paso

- hagamos esto – levante mi cabeza, él ya estaba relativamente cerca – si aceptas que seamos amigos no me acerco más – propuso dando otro paso – logrando que quedáramos  a dos cabezas de distancia.

¿Qué opciones tenía? Si se acercaba más nuestro labios se rozarían lo necesario como para llamarlo un beso. Suspiré algo frustrado.

- de acuerdo – accedí – seamos amigos, después de todo ¿qué tan malo puede ser?

- muy bien – sonrió – seremos amigos desde mañana

- ¿por que desde mañana? – le pregunté extrañado, no es que me quejara.

Entonces me besó.  

Y como en toda escena romántica, las luces del parque se encendieron justo en el momento en que el beso se intensificó y la noria dio un pequeño salto. Me obligó a sujetarme a él para no caerme. Paso su mano alrededor de mi cintura por debajo de mi polera y con la otra afirmó mi cabeza para evitar que me separase.

Podría rechazarlo si quisiera pero no lo hago, algo me impide moverme. Su lengua se abre paso dentro de mi boca logrando que suelte un ligero gemido. Mi primer beso estaba siendo bastante erótico. Su cuerpo estaba tan caliente, o era el mió, no sabría decirlo. Mis manos viajaron por su espalda y se mantuvieron en ese lugar.

La noria volvió a moverse y me aferre a él. Despacio me soltó y se quedo mirando mis labios ahora rojos por su culpa y yo lo imité. Ambos tratamos de normalizar nuestras respiraciones, pero era difícil.

Entonces mi celular sonó y yo reaccioné apartándolo con un fuerte empujón. Limpié mis labios con mi antebrazo como si ardieran. Él me miraba sorprendido desde el otro lado del cubículo.

- diga – respondí agitado

- ¿Changmin? – era Kyuhyun - ¿dónde estas?

- en la rueda de la fortuna – expliqué. La noria se movió y yo torpemente dejé caer el celular, este se puso en alta voz.

- ¿qué haces allí? Tu le tienes miedo a las alturas – me regañó y Yunho volteó a verme con los ojos abiertos. Se lo hubiera dicho, no era un secreto, pero él solo me metió dentro y no pude bajarme.

- … ¿cuándo volverá a funcionar? – pregunté queriendo evadir ese pequeño detalle

- la electricidad de emergencia se demora un poco, solo serán unos minutos – explicaba con voz suave, seguramente quería tranquilizarme, pero en ese momento la altura era lo que menos me preocupaba – ¿en que parte estas?

- es el segundo más arriba, el rojo.

- ya veo ¿estas solo?

- no

- ¿con Yunho? Él no esta aquí

- si, con él.

- pásamelo, quiero hablar con él – me ordenó ¿por qué quería hablar con él?, de todas formas le pase el celular, pero él le saco el altavoz. Fueron solos unos segundos en los que Yunho parecía escuchar atentamente a Kyuhyun.

- Lo siento – dijo mirando por la ventana, pero yo no sabía porque se estaba disculpando ¿por subirme aquí o por besarme?

-… es – suspiré – esta bien.

- ¿me odias verdad? – me preguntó extendiéndome su mano – ven aquí - palpó el lugar a su lado.

Y no se que me llevó a obedecerlo sin siquiera preguntarme la razón de su actuar. Simplemente me senté a su lado y mire por la ventana, ahora estaba más tranquilo y solo estaba junto a él. Volteó a verme por unos segundos, lo supe porque su silueta se reflejo en el vidrio, luego sentí como su brazos envolvía mi cintura y me apegaba a su cuerpo.

- ¿qué intentas hacer? – pregunte en un susurro, pero él me ignoró.

Lentamente giró mi cuerpo logrando que mi cabeza quedara apoyada en el hueco entre su cuello y hombro. Respire su aroma y me tranquilicé mas si es que eso era posible. Con muy pocas personas lograba relajarme a tal grado, no, tal vez esta era la primera vez.

- pronto bajaremos – me susurro al oído ¿estaba tratando de tranquilizarme? – lo siento…

En ese instante la noria comenzó a funcionar otra vez, pero en el fondo no quería que eso sucediera, quería quedarme así unos minutos mas.

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