Era un dia normal cuando te conocí PROLOGO

Dicen que las primeras veces de algo pueden llegar a cambiar tu vida. En mi caso, fue mi primer año de universidad cuando todo cambió tomando un rumbo que no había planeado.

Mi primer día en la universidad fue realmente incómodo, pero esa fue la primera vez que lo vi. Aquél chico de aspecto solitario que siempre miraba con nostalgia por la ventana.  En la facultad se decía que venía de una familia de, como decirlo, negocios fuera de lo común o para ser mas específico: a la venta de drogas.  

Nuestro primer encuentro oficial fue una mañana. La sala de clases estaba vacía y en perfecto orden, lo único que rompía ese habitual espectáculo era una mochila sobre uno de los asientos cercano a  la última ventana. Aquella ventana no era como cualquier otra, desde ese asiento se podía ver la entrada de la biblioteca y junto ella había un enorme árbol  de cerezos, era una imagen realmente bella.   Traté de recordar quien ocupaba aquel asiento pero mi esfuerzo fue en vano. Si bien para ese entonces tenia amigos con los que hablar no recordaba ni la cara ni el nombre de muchos de mis compañeros.

Mientras pensaba al respecto aquél joven  de  aproximadamente un metro ochenta, tez morena y ojos marrones entró al salón.  Su cabello corto, pero despeinado cubría parte de su frente y ojos; el color negro de este lograba intensificar su mirada, a pesar de que en ese momento lucía un poco somnoliento.  Al tiempo que reflexionaba sobre su apariencia mi celular comenzó a sonar y eso le advirtió de mi presencia. Nuestras miradas  se toparon, y yo me perdí en sus ojos durante unos segundos que parecieron horas.

La sensación que me había envuelto era completamente diferente a lo que uno llama – amor a primera vista -  ya que la mayoría de las personas los describen con mariposas en el estómago y un aumento en el ritmo cardiaco, en mi caso fue diferente, como cuando miras el oleaje al atardecer o cuando sientes la brisa del viento en un bosque. Porque no fue amor a primera vista,  porque no tratamos de imaginarnos nada sobre el otro sin conocernos y sin saber ya habíamos cambiado algo de nuestro futuro.

Luego de unos segundos él cortó el contacto visual para dirigirse a si puesto, yo por mi parte caí en cuenta de que no había contestado la llamada. 



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