Sus labios habían tomado el total control de los míos, que
sólo se limitaban a ceder antes sus silenciosas peticiones. Le había permitido
morderlos, mojarlos, lamerlos y lo
que le viniera en gana.
El calor que su cuerpo emitía me obligaba a mantenerme
sumiso, a sólo disfrutar de aquél arrebato de pasión que le había envuelto.
Por primera vez, mi mente admitía que no tenía la más mínima
intención de alejarlo. Comprendía que en el fondo, aunque en ocasiones lo fuera
a negar, siempre había deseado saber a que sabían esos labios.
“Me gustas”
Había dicho antes de abalanzarse sobre mi, llenándome de besos. Y solo por esas
palabras se lo permití… Le permití revelar una parte de mi que nadie, ni
siquiera yo mismo conocía, pero que se la daría por completo a él.
- Changmin – me susurró al oído, con la voz jadeante –
Changmin – repitió, ahora mirándome fijamente - ¿yo te gusto? – preguntó
expectante
Pero ni yo mismo sabia la respuesta. Él me atraía, eso era
un hecho más que evidente, pero
¿me gustaba? No tenía forma de saberlo.
- no lo sé – noté como el brillo en sus ojos desaparecía
poco a poco.
Comenzó a separarse muy lentamente de mi.
- entonces – titubeó – lo lamento.
Intentó acomodarse nuevamente a un costado de la cama pero
se lo impedí con un rápido movimiento, dejándolo nuevamente sobre mi regazo. No
quería que se fuera. Reí, hace sólo unas horas atrás yo mismo lo estaba
echando, pero ahora le impedía marcharse de mi lado porque me daba la sensación
de que si lo hacía, ese pequeño vacío en mi pecho se haría más grande, más
doloroso.
Recordé la primera vez que lo vi frente a mi salón de
clases, fue en una de las pocas veces que la clase de biología se suspendiera
al mismo tiempo que las clases de deportes, pero ambos permanecimos en nuestros
respectivos lugares sin nada que hacer. La curiosidad me había llevado a
observarlo durante unos minutos, me había llamado la atención el como parecía
estar absorto en sus pensamiento, no le importaba la lluvia , ni el frió viento,
él sólo estaba parado al medio de la cancha mirando el cielo gris sobre su
cabeza. Fue un imagen sub-realista que logró cautivarme completamente, parecía
ser el cuadro visual de mis
propios sentimientos.
En el momento en que había decidido dejar de observarlo, él
volteó a verme, y me vi nuevamente cautivado, pero en esta ocasión no había una
razón concreta. Sólo me cautivó, y desde ese entonces que lo observaba pero
nunca más se repitió aquél paisaje, ahora sólo sonreía sin cesar. Y me
molestaba.
Si, sus sonrisas eran hermosas, brillantes, llenas de vida,
pero les faltaba algo. Sin embargo, la primera vez que crucé palabras con él en
aquella librería, su sonrisa fue perfecta, real, tanto así que me desestabilizó
unos segundos y desde entonces son todas como esas. Me gustan, me gustan mucho.
Quiero que siga sonriendo así.
- ¿sabes?
- … - no emitió sonido alguno, sólo apretó aún más mi polera.
- no me gusta el contacto corporal, pero contigo no me
molesta… - admití - ¿eso quiere decir que me gustas?
- … - el levanto
su cabeza para mirarme – tal vez, necesito más pistas para sacar una
conclusión.
Entendí de inmediato lo que él quería.
- me gusta tu espalda – le confesé en modo de juego, tocando
esta suavemente – me gustan tus brazos – repetí mi acción – me gustan tus
labios – dije y él se me acercó para unirlos suavemente - ¿eso quiere decir que
me gusta?
- Si – respondió, con una sonrisa de las que me gustaban y
odiaba al mismo tiempo – creo que si – susurró frente a mis labios.
- entiendo – dije ente besos
- dilo – me pidió – en voz alta – mientras sus manos se
colaban debajo de mi polera sin otras intenciones salvo las de acariciar.
No quería decirlo, si lo hacía le estaba dando el poder de
interferir en mi vida, de complicarla, de romper la paz y el equilibrio que me
había costado tanto conseguir, pero tal vez, le daría algo de alegría, un poco
de aventura, un poco de pasión y quizás me ayudaría a entender algunas cosas
que a nadie le había permitido enseñarme: a amar.
- me gustas – solté, y el detuvo todo movimiento.
Me miró a los ojos y sin cortar el contacto visual se apegó
lo más que pudo a mi cuerpo, abrazándome completamente entregado y ligeramente
necesitado. Yo respondí de la misma forma. Daba miedo, lo que nos pasaba, daba
miedo, pero me permitiría a mi mismo disfrutar o arrepentirme de las
consecuencias de la decisión que acababa de tomar…Arriesgarme.
wiiiiiiiiiiiiiiii q tiernos!!!!! *w*
ResponderEliminarlos amoooooooo
tu fic me encantaaaaa (Y)
Oh por Dios santo bendito :OOOOOOOOOOO *-----------------* perfecto! que hermosidadddd!
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