Cafetería PARTE 2


"Los amores comienzan y terminan con un café"

- toma – dijo Donghae, dejando una enorme bolsa a los pies de Yunho – Yoona te los mandó.
- ¿ramen instantáneo?
- como para un año – bromeó -… eso es todo. Tengo que irme ahora.
- ¿sólo eso? – preguntó alzando las cejas, nunca se quedaba tan poco tiempo.
- debo regresar al trabajo, sólo aproveche mi rato libre para traerlo. Ella se veía preocupada por ti, dice que ya no le envías mensajes. –dijo mientras apretaba el puño- ¿desde cuando te envías mensajes con mi novia?
- sólo hablamos sobre café – aclaró – Hace unos meses compré una caja con varios sabores exóticos; a nadie le gustaron. Entonces ella llamó preguntando por ti, de casualidad se lo comenté y un par de días después vino a probarlos, le gustaron, así que terminé regalándoselos. Desde ese día que le aviso cuando llega un nuevo sabor.
- ¿unos bien amargos? – preguntó Donghae, arrugando un poco su nariz. Yunho asintió con un movimiento de cabeza- ¡por tu culpa pase un mes desayunando eso! – reclamó apuntándole– nunca le dije sobre el dolor de estomagó que me producían porque pensaba que ella los había comprado.
- ¿cómo iba a saber que te harían mal? – refutó entretenido, viendo como en la nariz de Donghae se arrugaba al recordar  – ¿no tenías que irte?
- ¿a quien buscas? – preguntó su amigo – no dejas de mirar hacia la calle.
- sólo estoy pendiente por si llega algún cliente.
- tú me ocultas algo – dijo, entrecerrando sus ojos al tiempo que se alejaba de mesón - ¡lo descubriré! – gritó saliendo del local, sin percatarse que era observado por toda la gente que en ese momento estaba dentro la cafetería.
- su amigo es muy escandaloso – comentó una señora sentada cerca del mostrador principal.
- no lo conozco – dijo Yunho, haciéndole reír - ¿otro café?
- si, por favor.



Había pasado unos diez días sin verlo y aún no lo extrañaba, si lo hiciera se debería a que su esencia se había ido de su lado, sin embargo cada cosa en aquella cafetería parecía hablarle sobre él. Los libros en la pared, el libro bajo el mesón, el que llevaba escrito por Changmin en su bolso, los mensajes que guardaba, el café; y en ocasiones, hasta el simple hecho de mirar por la ventana.

- no me gustan estos colores – dijo Yunho haciendo un mueca. Volteó la página de la revista. – quizás un tono pastel… ¿color otoño? – leyó extrañado - es bonito…
- esta bien como está – Yunho pegó un ligero salto al escuchar a alguien junto a él  – sólo deberías volver a pintarla del mismo color – sugirió Changmin sonriendo – no sabía que pensaras en voz alta

Hace sólo unos segundos había quitado la vista de la entrada y podría asegurar que él no estaba allí entonces.

- a veces lo hago – dijo ya más repuesto.
- ¿por qué la quieres pintar?
- no quiero pintar la cafetería – contestó – es para mi habitación
- entiendo – murmuró Changmin, mientras llevaba una de sus manos a su estomago.  Entonces, un ruido característico resonó por todo el lugar. - … lo siento
- ¿tienes hambre?
- un poco – dijo avergonzado, mirando a un lado con las mejillas enrojecidas.
- ¿te gusta el ramen?
- si…
- espera aquí – Yunho caminó hasta su habitación en busca de dos de ellos.
- ¿a dónde vas? – preguntó Changmin levantando su voz.

Yunho creyó que le seguiría pero los pasos detrás de él se detuvieron. Escuchó como corría el banquillo que estaba bajo el mesón principal escondido de la vista de clientes. Ya en su habitación trató de imaginar como se había visto Changmin al hacer todo aquello.

- sólo tengo estos dos sabores – dijo al regresar - ¿quieres alguno en especial?
- cualquiera esta bien
- pondré a calentar el agua entonces.

Dejó los envases de ramen sobre el mesón y llenó el hervidor de agua mientras que con la otra mano sacaba un par de tenedores de uno de los cajones; gracias a todo el tiempo que llevaba atendiendo la cafetería se había vuelto mucho más hábil para esas cosas. La primera vez que lo intentó se quemó la mano y el cajón se había desprendido del mueble, un total desastre.
- ¿quieres echarle algún condimento?
- ¿tienes?
- algo así, son sólo vegetales partidos y huevos duros. Suelo comer seguido cosas instantáneas así le pongo diferentes para no aburrirme. – explicaba Yunho, sacando desde una de las gavetas de más abajo unos pequeños potecillos.
- bueno – Changmin sonrió mientras los revisaba - … ¿no sabes picar rábanos verdad?
- voy a ignorar eso – dijo inquieto, dejando caer un poco de cada cosa sobre los recién servidos platos. – aquí tienes
- gracias… tsk
- está caliente
- ya me di cuenta – se quejó. Sacó su lengua mientras se abanicaba con la mano.
- debiste verlo, acabo de echarle agua – dijo Yunho revolviendo su plato, mirándole entretenido. Pero cuando comenzó a toser, preocupado, se acercó a Changmin y talló su espalda. - ¿estas bien?
- sabe a menta – se quejó entre tos -, pero esta bueno – agregó al ver como Yunho se mordía el labio avergonzado.
- deja probarla – pidió sacando un poco de jugo con la cuchara – tal vez me pase… un poco… ¿quieres otro?
- no, está buena.

Yunho iba a insistir pero unos pequeños golpes sobre el ventanal frente a ellos le interrumpió. Una chica estaba tratando de llamar su atención.

- ¡oh! – exclamó Yunho al reconocerla, ella le había entregado el libro de Changmin un par de días antes. Corrió hasta la entrada para abrirle.
- lamento molestar en su tiempo libre. Tengo que pedirle algo bastante vergonzoso - dijo ella con la cabeza agacha mientras jugaba con sus manos - ¿podrías devolverme el libro?
-… de acuerdo – respondió algo triste - ¿por qué?
- mi novio – comenzó – leyó el libro y dice que es bueno, pero quiere tenerlo en su colección y no puede comprárselo y el plazo de entrega en la biblioteca vence mañana.
- ¿puedes venir por el mañana? – preguntó – te daré uno nuevo – dijo revolviéndose el cabello- la verdad es que yo… bueno subraye unas partes del ejemplar que me pasaste, pero puedo traerte uno nuevo, inclusive con la firma del autor.
- ¿con su firma? – exclamó ella - ¿lo dice enserio?
- ves al chico sentado junto al mesón – ella asintió – él es el autor.
- muchas gracias – gritó ella, mientras lo abrazaba con algo de dificultad gracias a la diferencia de tamaño – vendré por el mañana.
- ¿cómo a que hora? – preguntó Yunho, volviendo a pararse junto a Changmin.

Vio de reojo como el chico a su lado apoyaba toda la parte superior de su cuerpo sobre su brazo derecho acercándose un poco más a él de lo que creía necesario, tal vez sólo lo hacía para que la luz del exterior le permitiera ver mejor la pantalla del celular en sus manos, pero no pudo evitar sentirse extrañamente feliz.

- ¿eh?
- a las ocho – repitió ella
- claro, no hay problema.

La vio marcharse con una enorme sonrisa en sus labios, no estaba seguro de haber hecho bien prometiendo algo así. Regresó su vista a Changmin, este guardaba su celular en el bolsillo de su camisa.

- … estaba pensando – dijo Changmin volteando a verlo - ¿por qué no pones unas luces pequeñas como adorno en  la cafetería?
- ¿luces?
- como las de navidad – Changmin hizo un gesto con su mano para que Yunho no olvidará comer su ramen. - unas amarillas quedarían bien – sugirió – en todas las esquinas y en las tablas que cruzan de lado a lado en el techo.
- ¿cuántos metros necesitaré? – preguntó Yunho, entusiasmado. Changmin sonrió relajado.
-yo diría que unos quince
- ¿quince? – repitió pensativo. Cerró sus ojos y lo imaginó, la gente sonriendo al entrar mientras miran a su alrededor, los niños tratando de tocarlas y sus madre advirtiéndoles que no lo hicieran, mujeres con la vista fija en alguna de las bombillas perdidas en sus propios problemas; él quería ver eso.

Observó a su alrededor, la calle estaba vacía, la luz del atardecer apenas se colaba por la ventana y la cafetería estaba en completo silencio. Inhaló lentamente sintiendo como el aire llegaba a sus pulmones sin problema. Luego miró al chico a su lado, él no lo miraba, su vista estaba sobre sus manos y pensó que tal vez era culpa de él que Changmin se aburriera; ellos parecían ser tan diferentes. Le vio exhalar todo el aire de forma pesada y lo entendió, no estaba aburrido, sólo imitaba lo que él recién había hecho. ¿Por qué cada vez que parecía encontrar algo no compatible entre ambos, él hacia o decía algo que le demostraba lo equivocado que estaba?

- ¿puedes firmarme una hoja? – le preguntó Yunho– es para uno de tus fans – parecía ser el momento indicado para pedírselo. Sonrió al ver la repentina confusión en el rostro de Changmin, pero su sonrisa se agrandó al verle sacar uno de los papeles sobre el mesón y con un lápiz que él llevaba consigo firmarlo sin decir palabra alguna.  – y uno para mi – agregó evadiendo su mirada. Después de todo, ¿acaso él no era un fan? – pero en el libro – dijo, viendo como ahora Changmin sonreía. Sacó de su bolso el libro y lo dejó frente a él.
- aquí tienes, ahora debo irme. Últimamente olvido cuando debo juntarme con alguien- bromeó mirando su celular – nos vemos otro día
- nos vemos – dijo, y luego lo vio marcharse.

Abrió el libro para ver su firma pero encontró algo más que eso, también había una dedicatoria, corta, pero ahí estaba junto con su nombre. Changmin no parecía haber notado que en su propio libro salía su nombre, aunque nunca pasó por su mente la probabilidad de ser un seudónimo, siempre dio por sentado que era su nombre real. Revisó el otro autógrafo, sólo era un firma, nada más, ni siquiera la fecha o un agradecimiento.

- ¿dónde habrá una librería?



Toda su vida Yunho fue honesto consigo mismo, por eso sabía que estar sobre una escalera con un martillo y una pequeña caja llena de clavos no era lo más inteligente que había hecho  tomando en cuenta sus pocas, casi nulas, habilidades manuales; una prueba de ellos era aquél dedo hinchado cubierto con un improvisado vendaje de tela húmeda.   

- “iré a ayudarte” – dijo en un tono irónico. Llevaba un hora repitiendo lo mismo, pero esta era la primera vez que sus palabras se escuchaban con tanta claridad; hablar con un clavo en la boca no es fácil. -  te mataré cuando te vea Donghae – susurró – sólo faltan dos hileras más…- suspira - esto no esta funcionando… ¡ah!... ¡mierda! – exclamó mientras lamía su dedo.

Bajó de la escalera con algo de dificultad gracias al dolor. Caminó hasta el baño y puso mano debajo del chorro  de agua, no recordaba la última vez que se había lastimado de esa forma, se había roto la uña del dedo gordo y estaba sangrando, sólo tocar la base de este le dolía. 

- ¡idiota! – se dijo mirándose al a través del espejo - ¡maldición!

Tomó su celular y marcó el número de Donghae, no tenía idea de que hacer y esperaba que él si.

- ¿diga?
- necesito que vengas
- lo siento Yunho, se que te dije que iría pero mi jefe no me ha soltado hasta ahora – se excusó
- no importa – dijo serio – me golpeé un dedo con el martillo y no deja de sangrar, tengo pedazos de uñas enterrados. ¿debo echarme alcohol o algo?
- no hagas nada, voy para allá.



Yunho no podía recordar cuántas veces había visto a un hombre o a una mujer llorar por la misma razón pero gracias a diferentes personas, ni las veces que había regalado un café para consolarlos. Casi nunca los bebían; algunos miraban la taza por varios minutos y luego se marchaban, otros calentaban sus manos con el, pero muy pocos los bebían.  

- debemos hablar…

Siempre empezaba así.

- ¿por qué pones esa cara?

Entonces la bomba explota.

- debemos terminar

Arrasando con todo a su paso.

- … lo lamento – susurra

Pisoteando hasta la última esperanza.            

Ella se había quedado sentada mirando sus manos mientras apretaba con fuerza el abrigo que tenía entre sus piernas, sus brazos temblaban con ligereza, sin embargo, no parecía estar llorando.

A paso lento y con el café en una de sus manos se acercó a ella, intentó ver su rostro desde donde estaba pero fue inútil, su cabello lo ocultaba. Se paró frente a ella y puso la taza sobre la mesa, ese acto pareció hacerla reaccionar puesto que dio un pequeño saltó y confundida levantó la vista hasta toparse con la de él.

Yunho la había visto de reojo cuando entró y aún así no había notado lo hermosa que era, pero lo que lo mantuvo mudo por un par de segundos fue la expresión de dolor que reflejaba su rostro, nunca había visto a nadie así. Sus piernas flaquearon un poco cuando vio su propia imagen reflejada en su pupila, entonces un fuerte escalofrió invadió su cuerpo. Intimidado, bajó la vista y notó el pequeño pero brillante anillo en su dedo anular: iban a casarse.



El cabello de Changmin caía sobre su frente de forma desordenada igual que la última vez que lo vio, se veía más suave y brillaba de forma especial; quería tocarlo, pero sabia que no lo haría. Había cosas que tal vez nunca se atrevería hacerle.

- traje comida china – decía acercándose al mesón sin siquiera saludarle – debes estar aburrido del ramen – comentó sonriendo.
- un poco – dijo, correspondiendo la sonrisa de forma instantánea. No entendía por qué actos que en otras personas le parecían desagradable en él eran todo lo contrario. – cerraré en media hora – avisó, recibiendo la bolsa blanca que Changmin le extendía.  – espero que hayan arrollados de primavera.
- compre varios, no sé porque presentía que te gustaban – comentó con simpleza. Seguramente no se daba cuenta de lo que esas simples palabra podría provocar en él, de todas formas no podía culparlo.
- … - no sabía como debía responder ante eso. - ¿quieres esperar en mi habitación? – preguntó sin darse cuenta
- ¿tienes una habitación en la cafetería?
- es sólo un pequeño cuarto junto a los baños, tengo un colchón que ocupo para dormir de vez en cuando – explicó – puedes esperar ahí hasta que la gente se vaya – sugirió mientras veía como la mirada de Changmin se volvía cada vez más brillante.
- eso haré – le sonrió.

Le vio entrar a su habitación con toda familiaridad, no se sorprendió ante la vaga decoración o el desorden que podía haber, sólo exhaló tranquilo y cerró la puerta tras él; estuvo tentando a decirle que sería la primera persona que entrara allí, pero no quería incomodarlo de alguna forma.

- disculpa
-  ¿si?
- ¿ha visto entrar a joven alto, de pelo negro algo rizado? – pregunta una chica mientras mira hacia todos lados – habría jurado que lo vi entrar a esta cafetería – murmuró para si
- ¿alto? – repitió, pensando instintivamente en Changmin – no estoy muy seguro… - contestó sintiendo un hueco en la boca del estómago.

La chica hizo un puchero parecido al de Changmin y apretó sus manos con fuerzas mirando el mesón, parada justo delante de él. Entonces pareció tener un idea y con rapidez sacó su celular, no muy segura se acercó un poco más a él y le mostró la pantalla. Casi pudo escuchar algo romperse en su interior.

- ¿ha venido aquí antes?
- lo..lo he visto un par de vez – respondió, tratando de que su voz no se quebrara por la impresión - ¿es tu novio? – dijo, sin despegar su vista de la foto que mostraba al chico que en esos momentos estaba en su habitación y a la chica parada frente a él abrazados, muy cerca el uno del otro.
- si – contestó ella, y su pecho se encogió -  recientemente a estado algo alejado así que hoy yo… yo lo seguí para saber si me engañaba con alguien – confesó avergonzada – ¿ha venido con alguna chica? – preguntó con cierta desesperación.
- no, sólo viene a beber café y luego se va – dijo por inercia. Quería que ella se marchara luego.
- me alegró – sonrió – no debí desconfiar de él – decía presionando su celular contra su pecho – por favor, no le digas que vine.
- no lo haré… 

Se dejó caer sobre el banquillo y fijó su mirada en las luces al otro lado de la cafetería. No estaba pensado, aún no terminaba de procesar lo que había descubierto, pero dolía de todas formas ¿por qué se podía sufrir sin pensar? Era injusto. Apoyo sus codos sobre el mesón y cubrió  sus ojos con la palma de sus manos, no tenía intención de llorar o algo similar, sin embargo, sus ojos ardían, ardían de frustración por conocer el final de algo que ni siquiera había comenzado. Lo peor era que Yunho siempre lo supo.

Abrió sus ojos con un poco de dificultad, sentía frío en gran parte de su cuerpo excepto en sus brazos, no sentía nada en ellos. Levantó la visto algo confuso, estaba sólo en la cafetería, las cortinas metálicas estaban abajo e incluso la loza estaba limpia pero él no recordaba haberlo hecho; ni siquiera recordaba haberse quedado dormido. Bostezó un par de veces y luego restregó sus ojos con cuidado. Caminó hasta su habitación con la intención de seguir durmiendo pero un sonido le detuvo antes de abrir la puerta, cuidando de no meter ruido miró por la rendija entre la puerta y la pared; Changmin estaba durmiendo a tan sólo unos metros de él. Nunca pensó en que lo vería dormir, no obstante allí lo tenía.

Avanzó a paso lento hasta él. Changmin tenía un montón de papeles a su alrededor, evaluaciones por lo que podía ver, y la bolsa con los dos envases de comida china intactos. Quería preguntarle porque no se había marchado pero al mismo tiempo deseaba verlo dormir un poco más, sólo un poco más.

- pizza – le escuchó decir, haciéndole creer que estaba despierto por unos segundos. – pizza – repitió mientras se acomodaba.

Se recostó a su lado sintiendo con claridad el calor que el cuerpo ajeno irradiaba, estaba cómodo, más que eso relajado, se había olvidado de la chica de hace algunas horas y sólo se concentraba en el sonido que hacía Changmin al respirar; era relajante. No se tocaban, pero sentía como si lo estuviese haciendo.

Él lo quería no sólo le gustaba, él enserio quería a Changmin.



- no podré asistir hoy – la voz de Changmin – llevaré una licencia medica mañana – se escucha tan débil - Está debajo de mi escritorio. Sólo escriba el temario de la siguiente evaluación. – luego una pequeña risa – muchas gracias.

Tal vez todavía estaba soñando. Aún con los ojos cerrados se acercó hasta donde provenía el sonido chocando con un cálido y suave bulto, no pensó en nada simplemente se aferró a él, lo que sea que fuese era firme y olía a frutilla; bastante cómodo. Escuchó algo similar a un gemido ahogado  y  aquél bulto se volteó permitiéndole rodearlo por completo con su brazos, y no se movió más, o tal vez si lo hizo pero él no se dio cuenta ya que el calor que transmitía lo arrulló por completo. 

- pensé que habrías más temprano – le escuchó decir – ya son más de las nueve. – sintió un pequeño golpe en su pierna izquierda – hey – otro golpe – Yunho
- mmm – se quejó 
- ¿no piensas abrir la cafetería?
- eso es lo bueno de ser tu propio jefe – dijo adormecido, mientras abría sus ojos. - ¿Changmin?
- ¿esperabas a otra persona? – preguntó el aludido divertido, pero atento a su respuesta.
-… tal vez – respondió con un quejido, levantándose del colchón.

Changmin estaba parado frente a él con el cabello revuelto y húmedo, a lo mejor  recién había salido del baño luego de despertarse, tenía una sonrisa traviesa en su rostro y llevaba sólo una polera blanca sin mangas que pudo estar oculta el día anterior bajo su chaqueta.  Lo que tenía frente a él era a un Changmin en otro nivel, uno un poco más intimo de lo que había conocido hasta entonces, y le hacia sentirse bien, realmente bien.     

- ¿qué? – preguntó él al verse observado
- nada – dijo evadiendo su mirada – soy algo lento cuando estoy recién despertando
- ¿sólo cuando despiertas?
-  ignoraré eso – respondió, viéndolo reír. Le era fascinante la forma en que lo hacía, no era elegante ni nada parecido, no, sin duda era todo lo contrario; un completo desastre, pero atrayente.

La imagen de la chica del día anterior llegó a su mente, de seguro ella lo veía reír seguido; le envidiaba. Su pecho se contrajo con fuerza, dolía querer tanto a alguien, dolía querer compartir momentos que desde el principio pertenecían a otra persona, dolía de forma hermosa. Pero debía conformarse y disfrutar de lo que Changmin le permitía ver.

- ¿no tienes que trabajar hoy? – preguntó mientras bajaba un par de sillas y las acomodaba alrededor de la mesa – es viernes
- tengo el día libre – respondió, dejando los platos en la mesa y sentándose frente a él. – Además, llevo haciendo horas extras desde hace días porque uno de los profesores se enfermó – comentó frunciendo el entrecejo.
- ¿te molesta que se enferme?
- no, – contestó después echarse un bocado -  creo que está fingiendo. Hace dos días lo vi de camino a mi departamento con una chica y no se veía para nada enfermo. 
- ya veo
- me ha quitado tiempo para hacer las cosas que me gustan – se quejó - ¿puedes creerlo?
- ¿qué se supones que haces? – inquirió divertido. Sus palabras había sonado tan infantiles a sus oídos, aunque fuesen verdad.
- muchas cosas – dijo, fijando su mirada en su plato.  - ¿qué haces tú cuando estas libre?
- no mucho… me gusta dormir, pero recientemente…
- ¿recientemente?
- lo olvidé – sonrió nervioso, no podía decirle que se había obsesionado con Sherlock Holmes, muchos menos que la otra parte de su tiempo la ocupaba recordándolo. Admitirlo dañaría su ego. - ¿hay soya?
- creo que venía en la bolsa – dijo Changmin, caminando hacia el mesón en busca de ella - ¿a qué hora planeas abrir la cafetería?
- siendo honesto, no estoy de ánimo para atender hoy – confesó con una mueca.
- ¿te importa si me quedo aquí? – le preguntó su acompañante, mientras se acercaba a él – ahí está la soya – la puso a un lado de su plato.
- ¿qué harás?
- escribir
- ¿sobre qué?
- la continuación de mi historia – sonrió – no estoy seguro de a cuanta gente le habrá gustado, pero me gustaría seguirla. Hace unos días la leí y me di cuenta que no podía dejar al protagonista sin su pareja.
- ¿quieres darle un final feliz?
- si, pero uno realista.
- un amor realista – dijo Yunho para si mismo - ¿no sería demasiado angustiante para el lector?
- ¿angustiante?
- le harás preguntarse en cada página si algo va a suceder o no
- ¿no es siempre así? – replicó con voz calmada - … ¿estás bien?
- claro
- no parece
- digamos que no es mi día – dijo, antes de dar comerse el último bocado – puedes quedarte – le regaló una sonrisa algo cansada –dormiré una siesta.
- de acuerdo – susurró Changmin, viéndolo levantarse.

Yunho vio de reojo como él mordía su labio algo incómodo con la situación, no quería hacerlo sentirse así, sin embargo no podía evitarlo, su cabeza estaba en otro lugar. Esperaba que su actuar no los distanciara, pero a su criterio era lo mejor que podía hacer en es momento sino podría terminar diciendo o preguntando cosas que no debía.

Una vez dentro de la habitación golpeó su rostro con ambas manos. Llevaba tanto tiempo sin deprimirse que ya había olvidado que hacer para animarse. Pensó en dormir un poco, pero quería al menos escuchar si Changmin se marchaba de todas formas aunque en el fondo   deseaba que cuando saliera nuevamente por esa puerta él estuviera allí. Fijó su vista en el techo y exhaló con lentitud.

El clásico ruido de una loza quebrándose lo trajo devuelta al mundo. Preocupado, se levantó del colchón y abrió la puerta, corrió hasta el mesón tan rápido como sus piernas se lo permitieron encontrándose con Changmin quién sujetaba su mano derecha con fuerza mientras apretaba la mandíbula; habían pedazos de la taza esparcidos por el piso y mucho agua cerca de sus pies.

- ¿estás bien? – preguntó alarmado, agarró la mano de Changmin con cuidado. - ¿cómo te quemaste?
- se me resbaló el hervidor – murmuró avergonzado – recogeré todo
- olvídalo – abrió la llave de agua helada – debemos enfriar tu mano – dijo, jalándosela hasta ponerla bajo el chorro – el hervidor tiene una pequeña maña, debo cambiarlo.
- ¿eh?
-se escapa un poco de agua en los costados y se pone resbaloso – explicó –  debí habértelo dicho antes de entrar a mi habitación – dijo sintiéndose culpable. Notó la mirada penetrante de Changmin sobre su sien pero la ignoró, debía buscar hielo y un pañuelo. Se acercó al pequeño refrigerador detrás de él en silencio. - ¿te sigue doliendo?
- no – respondió escueto
- ¿estabas escribiendo? – preguntó al ver la libreta sobre su asiento de siempre.
- trato de hacerlo, he reescrito la misma parte unas cuatro veces en un hora.
- ¿una hora?
- si – dijo riendo ante su sorpresa. - ¿qué tanto hacías?
- sólo me recosté, me dolía un poco la cabeza – contestó, mientras se dirigían a la mesa – quédate aquí – le ordenó son una sonrisa – limpiaré eso y te traeré café.   

Changmin asintió con un movimiento de cabeza.

Corrió nuevamente hasta a su habitación en busca de un trapeador y un pañuelo. No fue tan difícil limpiarlo, los pedazos de la taza eran grandes y el agua se absorbía con facilidad; lo más cansador fue tratar de ignorar la mirada culpable de Changmin sobre él: le había hecho transpirar.  

- aquí tienes el café – dijo, colocando la taza con algo de dificultad sobre la mesa – y ponte esto sobre la mano.
- gracias
- ¿por qué?
- … no importa – sonrió - ¿estás mejor?
- si
- ya veo – miró por el único ventanal sin protección – se me acaba de ocurrir como comenzar la historia – dijo para si, mirándolo por un instante. Yunho se levantó en silencio permitiéndole concentrarse, le gustaba la expresión en su rostro mientras escribía, pero verlo desde esa distancia sería un acto demasiado revelador.



- debemos hablar…

La taza de café que sostenía cayó al piso.

- ¿qué pasa?

No a él.

Changmin había llegado a eso de las siete de la noche a la cafetería y se había sentado donde siempre esperando a que la gente se fuera para poder hablar tranquilos como lo venían haciendo la última semana, a veces se ponía a escribir, en otras ocasiones sólo lo observaba hasta que terminaba. Todo había transcurrido como siempre hasta que ella entró a la cafetería.

Le vio mirarle de reojo mientras recogía los pedazos de la taza, fue sólo por un segundo, ella había comenzado a hablar. Su rostro se mantuvo impasible durante minutos, luego su expresión cambió volviendo difícil de describir, daba la sensación de estar confundido, herido y a la vez enojado. Le hubiera gustado escuchar la conversación.

- tendremos que cerrar antes de lo esperado – le dijo a la pareja de ancianos sentado frente a él – tomen este café para llevar como un regalo en modo de disculpas – hizo una ligera reverencia esperando algún reclamo que no llegó. Ellos se levantaron en silencio tocando su hombro de manera familiar mientra le sonreían, parecían contentos.

Regresó su atención a Changmin por enésima vez, atento a cuando todo comenzara, o mejor dicho, terminara. Y entonces ocurrió. Ella se levantó llorando de su asiento y corrió directo hacia la salida, no volteó a verle, incluso dudaba que pudiera hacerlo, sus ojos estaba rojos e hinchados, su rostro estaba casi completamente oculto debajo de su mano. Pero no le importó.

Miró hacia Changmin de inmediato. Por un segundo creyó que saldría tras de ella, enserio lo creyó, sin embargo, lo vio mover su pie hacía un lado sólo unos centímetros y detenerse; su mano se cerró sobre la mesa con fuerza. No habían lágrimas en su rostro, pero sus ojos estaban rojos y su nariz comenzaba a ponerse roja; estaba tratando de reprimirse. ¿Pero por qué?

Con algo de dificultad logró avanzar hasta él. Se quedó de pie a sólo veinte centímetros de donde Changmin estaba sentado. Podía escuchar su respiración y aquél disimulado sollozo que recién  había hecho aparición. Quería atraerlo a su cuerpo y abrazarlo con fuerza pero no sabía como reaccionaria, se sentía ahogado tanto o más que el chico frente a él por el simple hecho de verle así. ¿Debía arriesgarse y tocarlo?

Iba a estirar su mano cuando Changmin dejó descansar su cabeza en su abdomen, no dijo nada,  sólo se apoyó en él mientras suspiraba; inseguro, deslizó su dedos por su cabello acariciándole lentamente. Yunho sonrió con tristeza: no había nada que él pudiera hacer.   

Las manos de Changmin rodearon su cintura, acercándolo hacia él. Su estómago quedó arrimado en su pecho, y sus piernas quedaron atrapadas entre la de él. Podía sentir como los dedos del chico arrugaban su polera sin tapujo alguno y su cabeza se hundía aún más en su cuerpo.

Llevado por un impulso jaló una de las manos de Changmin y le obligó a levantarse de la silla, pasó una de sus manos por la cintura de este. Ya no había distancia entre sus cuerpos. Acomodó su mano sobre su cabello y le acarició de la misma forma que hace unos minutos. Permanecieron en la misma posición hasta que Changmin dejó de sollozar.  

- deberías dormir un poco – dijo apartándose un poco- ve a mi habitación, te llevaré algo caliente antes – él asintió sin levantar la mirada.

Quería saber que había sucedido.

- ¿café o té?
- café

Pero prefería verlo tranquilo a satisfacer su curiosidad.

- Yunho…
- ¿qué?
- olvídalo, no es nada – respondió, evitando encontrarse con sus ojos.
- ve a mi cuarto – insistió con un tono suave.

Le echó agua al hervidor y mientras esta se calentaba cerró todas las cortinas de la cafetería. Tantas cosas había sucedido en tan poco tiempo que a penas había notado lo cerca que había tenido a Changmin, literalmente lo tuvo entre sus brazos, suspirando en su oído; ni siquiera se había atrevido a imaginar algo así. Pero ocurrió y no estaba feliz, si para abrazarlo de esa forma Changmin debía sufrir lo mejor sería que no volviera a ocurrir, aunque su pecho se estrujara tan sólo de pensarlo.

Changmin estaba abrazando a una almohada cuando él llegó a la pieza, sus ojos estaban cerrados y su nariz estaba enterrada casi por completo en ella. La zona alrededor de sus ojos estaba hinchada y tenía un cierto matiz rojizo, sus labios estaban algo secos y ahora su piel se había puesto más pálida de lo normal.

Se removió en la cama cuando dio el primer paso hacia él, abrió sus ojos y le busco con la mirada; sonrió al verle, era una sonrisa cansada, pero sonrisa al fin y al cabo. Se sentó sobre uno de los cojines y recibió la taza. Yunho le imitó.

- tengo una puntada en el ojo – soltó Changmin mientras reía, rompiendo así aquél incómodo momento. Su mano masajeaba con suavidad el parpado de su ojo izquierdo.
- déjame ver – pidió, acercándose a él. Apoyó gran parte de su peso en una de sus rodillas y acaricio la zona alrededor de su ojo con sus dedos de forma casi imperceptible. – creo que tienes una pestaña – dijo acercándose más a su rostro. Le vio tragar con algo de dificultad.
- iré a quitármelo al baño – pronunció con rapidez, entregándole nuevamente la taza y levantándose del colchón.
- esta bien…

Se estiró sobre su cama y miró al techo. Algo le decía que Changmin se quedaría a dormir esa noche también, no era algo que le molestara, más bien le inquietaba, la vez anterior no experimentó el momento previo al dormirse y eso le facilitó un poco el recostarse a su lado, pero ahora lo viviría y no tenía idea de cómo debía actuar. ¿Debía fingir que dormía cuando Changmin llegara? 

- no es mala opción – murmuró. A lo lejos escuchó la puerta del baño cerrarse. – voto por eso – dijo cerrando sus ojos y cubriendo parte de su cara con la almohada.

Oyó sus pasos dentro de la habitación, luego el sonido del interruptor y sus pasos de nuevo. El peso del cuerpo de Changmin sobre el colchó le obligó a acercarse a él. Abrió sus ojos cuando estuvo seguro de que él no podría notarlo y espero que algo sucediera, lo que fuese, menos que Changmin le abrazara. Y eso fue precisamente lo que pasó.

Los brazos de este recorrieron a ciegas todo el costado de su cuerpo hasta llegar la curva natural de su cintura, pasó lo más lento que pudo sus extremidades logrando rodearle casi por completo. Después, su espalda se vio apoyada en el pecho del otro de forma casi imperceptible, como si temiese despertarlo, y su cabello comenzó a moverse rítmicamente gracias a la respiración de Changmin sobre su nuca.

De la manera más lenta que pudo llevó sus manos hasta las de Changmin, quería hacerle creer que aquél roce era un simple coincidencia. Sus manos eran tan suaves que por un momento pensó que no eran ellas lo que estaba tocando. Intentó voltearse para poder observarlo pero Changmin al sentir sus movimientos intensificó su agarre. No sabía si reír o llorar.

Cada segundo que pasaba Changmin estaba más cerca de él. Cada segundo que pasaba lo quería más.



A la mañana siguiente despertó antes que él. Changmin aún estaba en la cama, ya no abrazándolo, sin embargo, seguía mirando en su dirección.

No quería hacerlo pero su cuerpo no pareció estar de acuerdo con su cabeza. Cerrando sus ojos nuevamente se acomodó frente a él y con cuidado se fue acercando al cuerpo de este, entrelazando sus piernas con la de él, apoyando su nariz en el pecho de Changmin, respirando aquél olor a frutilla que tanto le gustaba. Cerró sus ojos.

Changmin comenzó a moverse. Lo sintió tocar su cabello con una de sus manos y dar un ligero saltó, pero luego su cuerpo se relajó y aquél tacto continuó. No le estaba acariciando sólo tenía la palma de su mano sobre el. Sus piernas se unieron un poco más. Yunho no sabría decir si fue un acto deliberado o simple coincidencia.

- no quiero levantarme – le escuchó balbucear, y fue como si una flecha se incrustara en su pecho trayéndolo de vuelta a la realidad. ¿Alguien suele despertar a Changmin? ¿Lo estaba abrazando mientras piensa en esa persona? – café… Yunho… café – sintió un pequeño empujón en uno de sus muslos con algo realmente duro. Corrió un poco su pierna. – quiero un café – gimoteó cerca de su oreja. Su pierna resultó herida nuevamente. – Yunho… - Podría escucharle de por vida diciendo su nombre de esa forma – Yunho –, pero su pierna ya comenzaba a doler.
- ve a prepararlo tu mismo – se quejó.
- ¿quién es el dueño de una cafetería?
-…
- jaque mate
- no iré – sentenció. Entonces escuchó el estomago de Changmin sonar. - ¿cargado? – preguntó después de suspirar. Trató de levantarse pero sus piernas entrelazadas le dificultaron hacerlo. Sonrojado, liberó sus extremidades de aquella cómoda cárcel.
- si – le sonrió Changmin que estaba a sólo unos centímetros de su rostro. Su cabello desordenado le hacían lucir como un niño. -  ¿voy por algo para comer?
- hay una tiendas en la otra esquina abierta a esta hora – Changmin estiró su brazo y Yunho le ayudó a levantarse. 
- me lavo la cara y voy – sonrió.



Los ojos de Changmin estaban abiertos con su mirada fija en alguna parte detrás de Yunho. Su labios se mantenían inmóviles pero abiertos y su lengua temblaba ligeramente dentro de su boca, en ocasiones, parecía querer tocar la lengua ajena que se había inmiscuido dentro de su cabida de un segundo a otro. Estaba sorprendido y Yunho no podía culparlo. No todos lo días el chico que atiende un lugar al que vas a diario te besa ¿o si? No verdad.

Changmin había llegado a eso de las siete de la tarde ese día. Había estado hablando sobre el nuevo tipo de café que Yunho había comprado aquella mañana, curioso, Changmin quiso probarlo. Era café espumoso con un sabor similar al chocolate natural, puro cacao. Se preocupo de dibujar un pequeña carita feliz con un ojo más pequeño que el otro sólo para sorprenderle.

- tienes espuma en la punta de tu nariz – le dijo divertido una vez Changmin dejó la taza sobre la mesa. Por impulso le limpió con la punta de su dedo y luego lo lamió. Changmin sonrió y miró hacia la ventana.
- me gusta – dijo – tal vez debería cambiar mi café regular por este.
- ¿lo dices enserio? – preguntó sorprendido – me haré uno yo también, aún no lo pruebo.
- bebe de mi taza – ofreció, dejándola frente a él. Yunho asintió con la cabeza y con rapidez le dio un sorbo. - ¿qué tal?
- no me gusta…
- ¿por qué?
- no estoy seguro – hizo un mueca – lo intentaré de nuevo más tarde.
- ¿eso cambia su sabor?
- yo creo que si
- entonces yo también lo haré – sonríe – tal vez mañana
- el café es como la gente – dijo Yunho, con la vista sobre la taza que ya había vuelto a estar rodeada por las manos de Changmin - hay personas que no te gustan la primera vez que te las encuentras pero al día siguiente piensa “oh, es más simpático de lo que creía”
- entiendo

Una de las muchas cosas que le gustaba de Changmin era esa paciencia que tenía para tratar de entender su forma de pensar, a pesar de ser menor que él y probablemente no le interesaran del todo esas cosas.

- te manchaste otra vez, el café espumoso no es para ti – decía mientras se inclinaba hacia él. Apoyó una mano en la mesa y la otra en la mejilla de Changmin.

Su piel parecía tan suave.

Su rostro se veía tan bien de cerca.

Su labios lucían más atractivos desde donde estaba ahora.

Recorrió con su pulgar la forma de estos mientras le limpiaba, estos estaban algo resecos a pesar de estar bebiendo café pero aquél detalle parecía ser otra razón para que le gustasen. Todo en Changmin era diferente a lo que había conocido antes, se salía de lo normal, de lo esperado.

Le vio tragar con algo de dificultad y sonrió.

No sabía porque lo hacía, no estaba pensando.

Mojó sus labios con su lengua y corto cualquier espacio existente entre ellos.

Sus labios eran calientes y suaves… como el café que él tanto amaba. Su aliento olía a chocolate y  su respiración golpeaba la parte superior de sus labios arrítmicamente. Yunho puede asegurar que ningún beso dado antes en su vida fue tan dulce e inocente como ese. Changmin no le correspondía, sin embargo, tampoco se alejaba.

Después de unos treinta segundos este pareció despertar. Llevó su mano a la que Yunho mantenía sobre su mejilla, tocó despacio con las yemas de sus dedos cada centímetro de sus dedos, bajó hasta su muñeca y, en vez de forzarle a soltarlo como Yunho creyó que haría, simplemente se aferró con firmeza. Entonces cerró los ojos y comenzó corresponder el beso. 

Sus lenguas se encontraron y comenzaron a conocerse tomándose su tiempo. Sin darse cuenta ambos se levantaron con movimientos torpes y avanzaron hasta el mesón donde la espalda de Changmin se apoyó. Yunho, con su mano libre, rodeo el cuello de este y profundizo el beso. Changmin aumentó la fuerza de su agarre en su muñeca.

Se separaron para respirar pero no se miraron a los ojos, sus miradas estaba fijas en los labios del otro, sus jadeos caían sobre la piel del otro y sus nariz se acariciaban con sutileza. Yunho dejó caer todo el peso de su cuerpo sobre el de Changmin. Cerró sus ojos por unos momentos mientras sentía los brazos de él recorriendo sus costados, sus movimientos eran fuertes y firmes, casi podía sentir la piel de sus dedos tocar la propia sin importar la camisa que llevaba puesta.

Changmin acortó las distancias entre ellos esta vez, metiendo, tal vez deliberadamente, una de sus largas piernas entre las de Yunho. El beso esta vez era más salvaje, más deseoso, más desesperado. Yunho bajó una de sus manos hasta la cadera de Changmin levantando un poco su polera hasta lograr tocar su piel. Changmin le mordió el labio por la sorpresa haciéndole sonreír por menos de un milisegundo antes de que volviera a besarle.

- Changmin – logró decir entremedio de un beso. Su voz había sonado tan ronca. – Changmin – repitió, esta vez más cerca de su oído. Le sintió estremecerse.

Quería que dijera su nombre, y esa era la única forma que tenia para pedirlo. Su cabeza no hilaba más palabras en ese momento.

Besó su cuello con sutileza.

Y entonces todo movimiento por parte de Changmin se detuvo.



Una semana había transcurrido y Yunho ya comenzaba a creer en las existencia de los zombies. No de los que aparecen en las series de televisión o películas, sino en la presencia de gente que puede moverse, hablar, trabajar e incluso dormir sin darse cuenta de cómo pasa el tiempo. Caminando sin avanzar, respirando sin vivir. Si le hubiesen preguntado hace una par de meses sin creía esa condición posible él sin dudarlo respondería que no, sin embargo, ahí estaba ahora mirando sin mirar a través del enorme ventanal de la cafetería.

Miró la hora por un par de segundos, recién eran las seis cuarenta. Él no iba a venir pero no podía evitarlo. Puso agua a hervir. Le hubiera gustado ver los ojos de Changmin en el momento que abandonó la cafetería pero este había mantenido la cabeza gacha y su cabello los cubrió.  Sonrió con sarcasmo ¿acaso eso cambiaría algo?

Colocó la taza recién preparada sobre el mesón. Lo observó por cerca de veinte minutos y luego lo botó en el fregadero. La gente a su alrededor lo miró extrañado. Si, su teoría sobre la existencia de los zombies se debía precisamente a ellos. Los últimos días la gente solía mirarlo más de lo habitual, en especial sus clientes frecuentes.



- ¿has estado aquí todo este tiempo? – preguntó Donghae con un tono de voz neutro. Sintió su mirada recorrerle de pies a cabeza. – Yoona está preocupaba – dijo, dejándose caer sobre el suelo a un lado del marco de la habitación – ha dejado varios mensajes en la contestadora pero no has devuelto ninguno.
- no he ido a casa – respondió sin siquiera mirarle.
- te creo… ¿es por ese chico?
- ¿de que hablas?
- el escritor
- ¿qué sabes de él?
- no mucho, sólo lo que tú me has hablado sobre él y atando unos cabos sueltos que tenía.
- ¿qué cabos sueltos? – pregunto frunciendo el entrecejo.
- ¿recuerdas que te hablé sobre Minho?

- ¿a que hora te llegó el mensaje? – preguntó buscando la información en celular – dos de la mañana – murmuró - ¿a que hora se fue de aquí?
- cerca de las doce – contestó luego de pensar por un par de segundos - ¿por qué? 
- debe haber estado bastante inspirado – comentó – mira que escribir treinta páginas en una hora y algo es bastante bueno. Un amigo de Yeon Hee es escritor, normalmente demora un año en escribir un libro de trescientas páginas, dice que le cuesta que las ideas se plasmen como él quiere; supongo que de lo que sea que ustedes hablaron le ayudó bastante.
- entiendo – sus mejillas enrojecieron, ¿podía tomar esas palabras como un cumplido?
- ¿qué hiciste para ayudarlo? – inquirió – tal vez funcione con Minho también.
- no recuerdo haber hecho algo en especial…

Asintió con un gesto.

- Minho trabaja en la misma universidad que ese chico, o al menos eso creo. – decía mientras acomodaba sus piernas – Él me comentó que tenía un compañero que desde hace poco acostumbraba visitar una cafetería todas las tardes y que además es fanático de Sherlock Holmes y de las novelas policiales en general, también me dijo sobre el libro que pensaba escribir. Claro que pueden ser sólo suposiciones mías.
- no creo que te equivoques – susurró Yunho volteando a mirarle - ¿sabes algo de él?
- no he hablado con Minho en más de dos semanas… ¿pasó algo?
- nada importante
- …ese chico…Yunho… ¿estas enamorado de él? – preguntó Donghae algo inseguro. Le vio negar con la cabeza de forma inmediata.
- no, no estoy enamorado de él – Yunho cerró sus ojos – yo… creo que siento algo mucho más fuerte- dijo, y escondió su cabeza son la sabana.
-… entiendo

Silencio.



Había pasado tanto tiempo desde la última vez que la vio. Su largo y ondulado cabello ahora estaba más oscuro y su piel ligeramente más tostada. Le sonría brillante como siempre haciéndole sentirse culpable, debería haber devuelto sus llamadas.

- tiempo sin verte – intentó sonreír
- ¿qué ocurre?
- nada
- no me mientas
- no lo hago.

¿Lo hacia? Por supuesto que no. Nada estaba ocurriendo en su vida. Estaba en una especia de limbo, no sabía si debía llorar, olvidar, simplemente fingir que las cosas nunca ocurrieron o seguir atesorando ese sentimiento lo más que pudiera.

- le pregunté a Donghae como estabas pero no me respondió – dijo, acercándose unos pasos a él - ¿se pelearon?
- no estoy seguro – respondió. Yoona hizo una mueca.
- se que no somos amigos, es más, sólo hemos hablado en un par de ocasiones pero… - ella suspiró- estoy preocupada, por los dos.
- lo lamento.
- lo sé…

La vio mirar en todas las direcciones, por un momentos sus ojos parecieron quedar atrapados por las luces que decoraban la cafetería, si mal no recordaba la última vez que ella había ido a ese lugar había sido a principios de ese año, más de ocho meses habían pasado desde entonces.

- este lugar está cada vez más hermoso – comentó sonriendo nuevamente.
- gracias
- deberías compartirlo con alguien
- ¿qué quieres decir?
- tienes veintisiete años – comenzó – me gustaría verte al lado de alguien, que saliéramos juntos de paseo y no que siempre estés aquí.
- me gusta este lugar
- no me lo tomes a mal
- ¿no te has puesto a pensar que tal vez estoy esperando que esa persona entre por aquella puerta?- le preguntó Yunho, apuntando con su dedo la entrada de la cafetería.

Si su vida fuese una novela romántica justo en ese momento Changmin habría entrado por esa puerta, le habría sonreído y a paso lento se acercaría a él, le pediría un café mientras disimuladamente rodeaba el mesón y se sentaba a su lado; su mano sujetaría su cabeza cuando le observase prepararlo y sus largas piernas rozarían las de Yunho sin querer.

Pero su vida no era una novela, mucho menos una romántica.

Tal vez ni siquiera sería el protagonista.
¿Y si era ese personaje que se enamora del protagonista pero que termina en el olvido?

Rogaba porque ese no fuera el caso.



- Changmin – susurró por quinta vez.  Él siempre lo supo, desde el momento que lo vio entrar, estaba perdido. No sabía como le afectaría pero sabía que aquél chico marcaría un antes un después en su sencilla vida. Sin embargo, ahí estaba ahora no era el de ayer pero tampoco era alguien nuevo, quizás era una parte escondida que siempre había tenido encerrada en algún lugar. Su parte dependiente. Y en ese instante ésta estaba apunto de romperse y dejarle sin nada. Siempre supo que eso podía ocurrir, pero no podía evitarlo. – Changmin - Quería verlo una vez más – Changmin… 

Ya ni siquiera era un zombie.

- el café también puede trastornarte de esa forma – dijo para si mismo, había recordado ese pequeño documental que había pasado en la televisión durante la madrugada – mucho café te cambia el sueño – sonrió de forma triste – mi café se llama Changmin – pasó una de sus manos por su cabello- el café es adictivo…

Su celular sonó.

“¿qué estás haciendo?” decía el mensaje. No conocía ese número.

“¿quién eres?”

“sólo responde”

“nada, no estoy haciendo nada.”

“entiendo…” Se quedó mirando el móvil preguntándose si debía enviar algo más “… este es mi nuevo número” 

Su pecho se contrajo. Con sus dedos temblando comenzó a escribir.

“¿Changmin?”

“mira hacia el frente”

Levantó la vista de inmediato. Delante de él no había nadie, la calle estaba vacía.

“no veo nada”

“¿estás seguro?... yo si te veo”

Nervioso por las últimas palabras regresó su vista al frente. ¿Desde que parte él podría esta viéndolo? Avanzó hacia el ventanal. Apegó su frente contra el y exhaló con lentitud. Desde ahí podía ver el reflejo de una persona sobre el ventanal cruzando la calle, una muy alta.

“te encontré”

“te demoraste” sonrió al leerlo.

Changmin estaba apoyado en el pilar de cemento que determinaba el final de la cafetería. Su figura lograba reflejarse en el ventanal de la acera de al frente gracias a la forma en que los locales estaban organizados y de esa misma forma podía ver hacia el interior de la cafetería sin tener que pararse justo delante.

Changmin caminó de forma lenta por la calle dándole a la situación un aire casi irreal, mantenía su mirada en sus pies la mayor parte del tiempo y de vez en cuando le miraba de reojo. Se veía tan relajado, todo lo contrario a Yunho. Este último lo miraba fijamente sin perder detalle alguno, llevaba tanto tiempo sin verlo que su pupila parecía querer grabar su imagen con desesperación.

La puerta se abrió y dos segundos después él estaba a dos pasos de distancia, sólo dos. La piel de Changmin estaba más pálida salvo por aquellos círculos oscuros debajo de sus ojos, se notaba más delgado y cansado también. Le miraba preocupado mientras escrutaba cada parte de su rostro.   

- ¿no piensas abrir? – preguntó, señalando con un gesto de cabeza el letrero de cerrado puesto en la entrada. Yunho hizo una mueca. - ¿por qué?
- no estoy de ánimo – respondió escueto, su voz se oía desgastada.
- ¿te sientes bien? – Changmin se acercó a él y puso su mano sobre su frente – tiene un poco de fiebre – sacó de su bolsillo un analgésico – iré por un vaso con agua para que lo tomes.

Porque todo parecía tan irreal que le era difícil creer que realmente estuviera ahí con él. Se sentía en las nubes. ¿Debía mencionar algo de lo ocurrido la última vez? ¿Changmin quería fingir que nada pasó? Él podría hacer eso. Si esa era la única forma de volver a verlo con regularidad.

Se acercó al mesón donde Changmin lavaba un vaso. Todo el lugar estaba hecho un asco, llevaba dos días sin abrir, no había lavado la loza ni arreglado las mesas tampoco había barrido, pero él no dijo nada, ni siquiera hizo una mueca de asco. Tenía la intención de conversar con él, de cualquier cosa, el tema no era importante. Changmin le dio la espalda por unos segundos para botar el envoltorio de la pastilla, segundos en los que, casi con desesperación, su cuerpo avanzó hasta él y sin pensarlo le abrazó. Le sintió tensarse. Yunho no quería hacerlo pero una fuerza invisible le había obligado, había estrujado su pecho dándole una sensación de ardor luego un sentimiento de miedo había recorrido su cuerpo y de un momento a otro ya estaba así. Oliendo nuevamente aquél aroma a frutilla, sintiendo el calor tan familiar que emanaba el cuerpo del otro.

Sus brazos se aferraron aún más a él en silencio. Sabía que Changmin le alejaría y que gracias a su impulso esa si sería la última vez que lo viera así que haría lo imposible para alargar el momento. Changmin se removió un poco. Yunho aplicó más fuerza. Changmin tocó su mano y con su pulgar hizo movimientos circulares sobre ella.

- ¿por qué andas con analgésicos?
- no he dormido mucho estos días – dijo en voz baja – cuando eso pasa mi cabeza duele
- ¿es mi culpa?
- sólo la primera semana – Changmin sonrió mientras Yunho le dejaba en libertad – el director abrió un periodo de matriculas de un día para otro y con lo del cierre del semestre y la revisión de trabajos  atrasados no he podido dormir. 
- entiendo…creo.
- quiero un café – pidió mientras jalaba igual que un niño pequeña la camisa de Yunho un par de veces. - ¿puedo hacerlo yo?
- claro.
- ¿tienes sueño? – preguntó al verle bostezar. Yunho asintió. Changmin lo jalo una vez más, pero esta vez del brazo, y lo llevó hasta la habitación.

¿Por qué ahora que lo veía el sueño lo inundaba? Quería que su cuerpo se mantuviera despierto un rato más. No quería dormir y que al despertar él no estuviera. Sólo un poco más rogó. Entonces escuchó a Changmin reír. Como había extrañado ese sonido. Sonrió de forma cansada.

Changmin se arrojó al colchón y lo jalo para que le imitara. Por primera vez en días aquél colchón se sentía acogedor. Exhaló con fuerza. Changmin, quién estaba de costado mirándole, llevó una de sus manos al rostro de Yunho, primero tocó ligeramente sus mejillas, rozó sus labios y después acaricio un poco su sien; tomándose su tiempo, apoyó las yemas de sus dedos sobre los parpados de Yunho. Con ellas recorrió desde sus cejas hasta sus pestañas en movimientos lentos, obligándole a cerrar sus ojos, sometiéndolo gentilmente al sueño.

¿Alguien podía juzgarlo? Llevaba tres día enteros sin dormir.



Changmin estaba sentado donde siempre con un café entre sus manos y su pequeña libreta abierta frente a él, pero no estaba escribiendo sólo la observaba. Yunho lo observaba en silencio desde el pasillo. Había despertado hace escasos tres minutos, asustado, creyendo que Changmin se había marchado, pero se tranquilizó cuando divisó la chaqueta con la que este había llegado y una par de llaves junto a una billetera. Ya más tranquilo caminó en silencio hasta donde en esos momentos se encontraba.

La loza estaba limpia al igual que el piso y las mesas cerradas y las cortinas metálicas abajo con sus respectivos candados. Según el reloj, durmió ocho horas. Changmin debió dormir con él ya que se veía menos cansado que cuando llegó. ¿Cuánto le habrá tomado ordenar todo eso? ¿dos o tres horas?

- despertaste – dijo, al escucharle suspirar - ¿quieres una taza de café?
- no tengo muchas ganas
-… ¿alguien te ha dicho que te ves horrible cuando duermes?
- tal vez dos o tres – respondió avergonzado.
- tus ojos se abren al igual que tu boca y babeas más que la gente normal – comentó mientras le apuntaba. Yunho se coloreo por completo.
- cambiemos de tema – pidió después de sentarse junto a él.
- … también aprietas muy fuerte lo que tienes a tu alrededor cuando sueñas y haces ruidos extraños- continuó Changmin con una sonrisa – yo por el contrario, hablo dormido – dijo regresando su vista a su libreta.
- ¿hablas?
- mis amigos dicen que pueden tener una conversación conmigo mientras duermo.
- no conocía gente que hiciera eso – Yunho trató de recordar si en alguna de las ocasiones que Changmin durmió con él había hablado o algo por el estilo, no tuvo resultado.
- hace cuatro días me quedé dormido en el trabajo cuando hacía horas extras – comentó, y luego le dio un sorbo al café – me dijeron que sólo repetía tres palabras… la primera era “pizza”  - hizo una mueca – la segunda era “café” y la tercera… la tercera era “Yunho”. Me sorprendí cuando me lo dijeron.
-… ¿Por qué volviste?
- todo se resumen en el “por qué” de mi separación con Victoria – dijo y apoyó su mentó en la palma de su mano – Nos conocimos en la universidad y hasta semanas llevaba saliendo por cinco años. Si alguien me hubiese preguntado hace dos años si me casaría con ella, sin dudarlo le habría dicho que sí. Pero un día cualquiera entré a esta cafetería. – sonrió – ese mismo día ella preguntó donde había pasado la tarde, le respondí que en el trabajo. Aún no sé porque le mentí. – Changmin le miró a los ojos – después comenzamos a hablar. Dejé de salir con ella en mis tiempos libres para poder venir aquí. Él día que rompimos me dijo que esa misma mañana, cuando estaba en una librería, se encontró con el libro que escribí; no le había comentado nada al respecto. Mi novia no tenía idea de que había decidido escribir un libro. Ese comentario me abrió los ojos. A quien yo le contaba lo que me pasaba, con quien comentaba mis ideas para el libro, y con quien me divertía más durante el día era contigo, aquí, no con ella. Olvidaba cuando se supone que saldríamos.

- debo irme – dijo, levantándose de la mesa – había olvidado que quedé con alguien
- entiendo
- ¿ya no la usas?
- ¿qué cosa?
- la gafeta con tu nombre – dijo, apuntado el bolsillo de su propia chaqueta.

Yunho bajó la mirada, recordaba vagamente.

- lo siento – murmuró
- no tienes porque disculparte – sonrió – Después vino el beso – continuó, sonrojándose -  mi primer beso con un hombre, pensé que me asquearía o algo por el estilo pero no fue así. Por eso me asusté. ¿Era normal dejar llevar por algo así con tanta rapidez?
- ¿te alegraría saber que tú también fuiste mi primer beso con otro hombre?
- si… algo… supongo que si – decía esquivando su mirada de forma graciosa – el punto es, cuando llegué a mi departamento comencé a darle vueltas al asunto y noté cosas que de las que no me había percatado. Me hizo gracias que para ser un fanático de Sherlock Holmes no lo haya notado antes.
- ¿de que hablas?
- la segunda vez que vine, al igual que las ocasiones que le siguieron, yo sólo pedía un café y mucho antes de que dijera de que tipo este ya estaba sobre la mesa – dijo con una sonrisa mientras sujetaba su mentón imitando a un detective –por cosas de trabajo, hace días pase en un taxi por esta calle, creo que eran las siete de la tarde, y como habían mucho autos nos detuvimos aquí en frente. No te diste cuenta. Te vi preparar un café luego de ver la hora y dejarlo bajo el mesón principal, a pesar de que entraron más clientes a ninguno le ofreciste ese café. – entonces su voz comenzó a perder confianza – era el café que suelo pedir ¿verdad?
- podrías ser un buen detective – dijo Yunho rindiéndose ante sus deducciones -… si tan sólo no te hubiera tomado meses notarlo – agregó mientras estiraba su brazo y acariciaba el cabello de Changmin. - ¿qué harás ahora?
- mentiría si dijera que lo sé – respondió acercando más su cabeza a Yunho -… planeo seguir viniendo a diario, por ahora.
- entonces te esperaré todos los días – le dijo sonriendo. De todas las veces que había hablado, esta sería la primera vez que lo veía tan tímido y nervioso.

Quería besarle.

Y Changmin parecía querer ser besado.

¿o era su imaginación?

Entusiasmado por una extraña intuición apoyó su brazo sobre la mesa al igual que la primera vez, esta vez le fue más fácil llegar a sus labios ya que Changmin también inclinó su cuerpo hacia él. Sus labios se unieron de forma rápida, nada apasionado, sólo un simple roce por un par de segundos.

Hay sentimientos fáciles de transmitir sin tanto adorno.

- ya puedes abrir los ojos – dijo Yunho. Era divertido, tentador y cómodo ver sus párpados tiritar pero no podía dejar a Changmin de esa forma si no tenía pensado besarle de nuevo.

Le vio hacer una mueca.

Yunho podría asegurar que Changmin había desarrollado un fuerte sentimiento hacia su persona, pero le correspondía ponerle un nombre a él. Sin embargo, seguía siendo humano y deseaba no esperar por mucho tiempo. Le ayudaría a darse cuenta lo más rápido posible.

- ¿otro? – preguntó levantando una ceja, Changmin miró hacia un costado, nervioso. Pero asintió.

Yunho se levantó, caminó hasta él y estiró su brazo. Changmin volteó a verle y sin más aceptó su mano, dejándose guiar por esta hasta dentro de la habitación. No tendrían sexo, era algo que ambos sabía y la razón por la que este último estaba tan curioso.

Changmin se recostó en el colchón esperando por que Yunho le imitara y se recostará a su lado, pero este, con una desfachatez que no creía poseer, se posesionó sobre él. 

- ¿qué haces? – tragó saliva.
- voy a darte un beso... – le dijo mientras acariciaba su cabello. Le encantaba ver como el profesor de literatura se transformaba en un simple estudiante. Junto sus labios otra vez, sólo un simple y superficial beso. - ¿siempre demoras tanto en abrir los ojos? – preguntó entretenido.



Dejó la taza de café bajo el mesón.

- al parecer llegué justo a tiempo – dijo Changmin, asustándolo.
- es temprano
- no me quedé a almorzar – explicó y luego mordió su labio. Yunho sonrió. De vez en cuando le era difícil creer que el chico frente a él era escritor. Se supone que estos manejan las palabras de tal forma que logran enviar y/o transmitirle emociones a otras personas con estas, sin embargo, Changmin, él no parecía controlar las palabras que salían de su boca, y en ocasiones tampoco las que escribía. – iré a la me… - arrugó el entre cejo – esa es mi mesa – susurró.
- puedes almorzar en mi pieza.
- cierto – sonrió, comenzando a caminar hasta ella. Abrió la puerta y, en vez de entrar, se quedó apoyado en el marco por alrededor de un minuto. - ¿puedo ocupar la mesa? – preguntó, su rostro ya estaba rojo.
- para eso la puse ahí – respondió desde donde estaba, solo alzo un poco la voz.
- ¿y la lámpara?
- trabajo.
- entiendo…

¿Por qué Changmin tenía la costumbre de bajar la cabeza cuando se avergonzaba?

Él quería ver todas sus expresiones.



- ¿café? – preguntó desde el otro lado de la puerta
- ¡si!
- entonces ábreme, tengo las dos manos ocupadas.

Libros cerrándose, el sonido de cierres, el chirrido de la silla, pasos apresurado; todo eso se podía escuchar desde donde estaba.

- entra
- ¿usas lentes?
- sólo cuando mis ojos se cansan – respondió Changmin, y se los quitó de inmediato. 
- te quedan bien – le elogió sin mirarle. Dejó una de las tazas sobre la mesa y se sentó sobre el colchón con la suya en la mano. - ¿mucho trabajo?
- no, acabo de terminar – respondió tomando la taza – tsk
- esta caliente – dijo Yunho
- tienes que decirme eso antes – replicó - ¿qué haces cuando cierras?
- dormir
- ¿sólo eso?
- si
- yo como
- ¿sólo eso?
- si

Bastaron dos segundos mirándose fijamente para que sonrieran al mismo tiempo. Nadie podía decir que no eran compatibles. Sus vidas era polos opuestos, sus gustos diferentes, pero si los juntabas estos encajaban a la perfección. ¿No era eso al fin de cuentas de lo que se trataba el amor?

- ¿sabes cuando te comencé a poner atención? – preguntó Yunho.
- ¿cuándo se me quedó el celular?
- no, un poco antes.
- ¿antes?
- cuando dijiste “Quiero un café cargado algo dulce pero no tanto. ¿Tienes con aroma herbáceo?” – dijo con un tono nostálgico – fue exactamente en ese momento que comencé a fijar en ti.
- pero eso no fue…
- la primera vez que viniste – completó sonriendo.
- ¿por qué?
- el tipo de café – Changmin le miró confuso – hace un tiempo un amigo de años me dijo que yo le recordaba a una café cargado, por mi personalidad, que también era dulce a mi manera y que cuando olía un café con aroma herbáceo me recordaba, no porque oliera a hierba, sino porque le daba la sensación de que era libre, más libre que él a pesar de tener una firme atadura con las personas y las cosas que prometía.
- te llamé la atención porque mi café favorito se parece a ti… no me esperaba esa explicación.
- mi café favorito también parece describirte a ti – le dijo mientras Changmin retiraba de su mano la taza de café -  tiene un olor dulce – se sentó a su lado en el colchón – pero su sabor es agridulce – tocó con su pulgar los labios de Changmin – y su consistencia es delgada – decía mientras bajaba su mano hasta su cuello y lo acariciaba suavemente.
- nunca comparé a una persona con un café – dijo, viendo como Yunho se acercaba lentamente  - ¿por qué lo haces?
- experiencia atendiendo la cafetería – rozó su nariz con la de él  - la mayoría de los adultos que vinieron solos la primera vez pedían un cierto tipo de café, algunos volvían al día siguiente con sus respectivas parejas y podías ver una semejanza con ellas. – susurró cerca de su boca – Por otra parte, hay gente que cree que la clase de café que uno toma tiene que ver con la propia personalidad de ese individuo, pero ¿por qué buscar algo que ya tenemos? – Changmin sonrió, y con un delicado movimiento, agarró el cuello de Yunho atrayéndolo a hacia su rostro. Bastaba que ambos se inclinaran tres milímetros para que sus labios se tocaran.

Por un breve momento permanecieron así, separados sólo por el pequeño espacio donde sus alientos vivían por escasos segundos antes de morir sobre la boca del otro. Yunho se mantuvo quieto mirando fijamente a Changmin, hasta que este último fuera quien cortara de forma definitiva aquella estrecha distancia entre ambos.

Changmin inclinó su cabeza hacia un lado tratando de profundizar el beso. Yunho podía sentir como la lengua de este trataba de saborear toda su cavidad casi con desesperación, una que parecía contagiarle con cada segundo que pasaba. Tentado por la su piel expuesta, Yunho llevó una de sus manos al inicio del cuello de Chanhmin, rozando parte de su oreja mientras le acercaba aún más hacia él.

Sus dedos resbalaban de vez en cuando gracias al sudor y a los movimientos impredecibles que Changmin había comenzado a hacer, sin embargo, no importaba en que parte de aquella suave superficie sus dedos se encontraran o la fuerza con la que se sujetara de esta, siempre podía percibir su pulso acelerándose y su temperatura corporal aumentando. Yunho sonrió en medio del beso, ni siquiera le había tocado aún y Changmin ya estaba excitado. 

- ¿qué? – logró preguntar Changmin con casi nada de aire. Su cara estaba completamente roja salvo por su frente y mejillas. Pero Yunho no le respondió, sólo volvió a besarlo.

Changmin se dejó caer sobre el colchón boca arriba, su camisa se levantó dejando a la vista parte de su abdomen. Según los libros, esta es la parte donde el protagonista admira la perfección del cuerpo del otro al grado de dejarle sin palabras para describirlo, pero no, tanto Yunho como Changmin eran personas comunes y corrientes; no era estrellas de cine, ni cantantes, mucho menos actores o algo similar, su vida no fue glamorosa y, por lo tanto, sus experiencias se marcaban en su piel.

Changmin tenía una pequeña marca cerca de ombligo y otras dispersas por el resto de su abdomen, todas ellas de un tono claro. Curioso por descubrir más, Yunho comenzó a desabrochar su camisa, asegurándose de que al momento que su piel quedara expuesta sus ojos grabaran con especial detalle cada una de ellas. La piel de Changmin se erizó. Sintiéndose hipnotizado, Yunho abrió por completo su camisa y se acercó al rostro de Changmin para besarle. Changmin correspondió de inmediato mientras se dejaba acariciar.

Yunho comenzó a besarle el cuello, asegurándose de no dejar ningún lugar sin tocar, oliendo de paso el ahora a frutilla de Changmin y parte de su shampoo; una extraña mezcla que le descontrolaba y obligaba a querer más. Para cuando bajó hasta su clavícula, la piel de Changmin se había vuelto ligeramente salada y brillante. Yunho cerró a sus ojos en el momento que su cabello se vio prisionero entre los dedos de Changmin, y apoyó su frente en el pecho de este, soltando un suspiro.

Sin despegar su nariz de la piel de Changmin, Yunho continuó bajando mientras besaba cada fragmento de esta que llegase a su alcance; cuando se detenía, Changmin dejaba escapar un leve pero audible quejido y luego apretaba el agarre sobre su cabello. Las palabras no eran su fuerte.



4 comentarios:

  1. Mi corazón hominesco!!! que hermoso capítulo... tantas cosas, tantos sentimientos encontrado! pero al final pudieron conseguir comprenderlos y amarse de alguna manera! se ven más como amantes que como enamorados!
    Me gusto el detalle del teléfono, después de que Yunho estuvo como zombie, Min tuvo piedad de el y le habló! que hermoso... HERMOSO!

    Super romantico... y lo cortaste justo en el lemon... MUERO!

    Espero que pudas actualizar rápido! FIGHTING!

    ResponderEliminar
  2. Que buena manera de expresar a tu pareja con el tipo de café.... Estuvo hermoso y lo has dejado en lo mejor, espero con ansias el siguiente... Gracias ^^

    ResponderEliminar
  3. wiiiiiiiiiiiiiiiiiiii <3 como me encanta!!!! unos de mis favoritos!! (Y) en serio te puliste!!! leerlo ha sido muy muuuuuy agradable. Qué ganas de tomar un café!!! gosh!!! y con lo de la parte final asdasassasssddadadssds :3 muchas gracias por escribirlo ; w ; a la espera del epílogo -ojalahubieranmáscapsjeje- ese día lo leeré con un café * 3 *

    ResponderEliminar
  4. HERMOSO!!!!!!!!! eres una gran escritora, espero la actualización!! la estoy recomendando a mis amigas <3

    ResponderEliminar