Yunho aprendió que hay sentimientos que solo se pausan
mientras esperan a que la vida haga el resto.
Podía escuchar su respiración al otro lado de la línea y la
suya propia chocando contra la bocina del teléfono, había tantas cosas que
decir, pero ninguna se atrevía a salir de su boca. Tenía poco tiempo, estaba
conciente de eso, Changmin solo esperaba treinta segundos en silencio antes de
cortar la llamada. No le culpaba, no muchas personas aguantarían que un
desconocido les llamase cada noche de cada viernes a la misma hora desde hace
un mes y medio y aun así responder en cada ocasión.
Se conocieron en la universidad, compartieron algunas clases
el primer año, pero no se hablaron en ningún momento. La ocasión no se dio o
quizá nunca se atrevió a sentarse junto a él cuando le veía desde la ventana
del segundo piso comer solo en el rincón más alejado al bullicio del resto de
los estudiantes. Se arrepentía y la razón principal era recordar como, cada día
durante sus cinco años de carrera, Changmin se sentaba en el mismo lugar y
turnaba sus pasatiempos cada tanto de manera conciente o no, quiere creer que
lo era, manteniéndolo al tanto de cada cosa que le gustaba. Creyó verlo mirar
de reojo en su dirección una vez, pero no se quiso engañar, seguramente estaba
leyendo las primeras líneas de la página del libro de turno.
Un suspiró de decepción llegó a su oído antes de que la
llamada finalizara. Tal vez el próximo viernes tendría mejor suerte. Yunho es
alguien decidido en muchos aspectos de su vida, salvo en este. Sin embargo, él
se conoce asimismo, por eso decidió elegir un día de la semana para llamar de
otra forma las dudas se lo impedirían. Mira el celular en su mano, hace años
que había dejado de utilizarlo, pero lo que le impedía desecharlo a pesar de
tener uno nuevo era el único número que permanecía en su tarjeta de memoria. Un
número que debió haber marcado hace tres años y no ahora.
Le gustaría decir que lo obtuvo como lo haría una persona
normal, lamentablemente, él no tenía tanta suerte entonces. Fue en uno de esos
contados días en los que Changmin estuvo a escasos metros de él, ambos
esperaban que el semáforo cambiase de color a solo una calle de la universidad,
fue simple coincidencia, Yunho no había notado que Changmin caminaba detrás suyo.
Entonces, el celular de Changmin debió vibrar puesto que él se lo llevó a la
oreja y comenzó a conversar con alguien, Yunho no recuerda la razón, pero de un
momento a otro este comenzó a dictar su número y él sacó su propio celular para
anotarlo con disimulo. El semáforo cambió y sintió el hombro de Changmin rozar
el suyo antes de empezar a caminar.
- No puedo creer que lo haya guardado todo este tiempo –
dijo, dejándose caer de espalda a la cama. – ni que tú lo conserves.
… 17, 18, 19
No era su día. Yunho lo supo cuando no escuchó su alarma en
la mañana, cuando el bus que tenía que tomar partió con él a solo unos metros, cuando
la señora del aseo vertió el café que traía sobre su traje antes de entrar a la
reunión y le quedo incluso más claro, si es que eso era posible, cuando
segundos antes de iniciar su charla el pendrive
donde llevaba toda la información cayó en el café de su jefe mientras intentaba
dejarlo en la mano de un colega.
… 23, 24, 25
Le había llamado de todas formas, conciente de que no podría
pronunciar ninguna palabra, pero necesitaba oírle respirar. Yunho, parado
contra el marco de su habitación, sostenía el celular mientras aguantaba su
respiración, no pensaba perderse ningún suspiro esa noche.
… 29, 30
Un bufido de frustración le hizo cerrar sus ojos con fuerza,
Changmin iba a cortar y luego él se sentiría como un verdadero idiota. Sin
embargo, la rutina de siempre esta vez la situación parecía abatirle más de lo
normal.
- Tuve un día horrible. – dijo Changmin en vez de cortar. Su
voz era más gruesa de lo que creer recordar, pero la reconoce, se alegra al
confirmar que no ha estado escuchando la respiración equivocada todo ese
tiempo.
Yunho pudo sentir su pecho estrujarse y a sus pulmones rogar
por un poco de oxígeno.
- Llegué tarde a una reunión – continuó. Yunho no pudo
evitar soltar un pequeña risa. – Todo el mundo me miró por más de un minuto en
silencio y yo no sabía si debía irme o correr a mi puesto – agregó Changmin,
parecía estar relajándose con cada sílaba que salía de sus labios. Yunho
también se sintió así, aunque él aún no decía nada. – Tenía pasta de dientes en
el contorno de mis labios. – rió – ninguno se atrevió a decirme. Lo descubrí
cuando, una vez terminó la reunión, me fui a lavar la cara.
No entendía cómo escuchar a una persona quejándose podía ser
un momento tan placentero. Podía hacerlo toda la noche, y así lo hizo. Yunho
escuchó y memorizó cada palabra.
- Tienes que hacer horas extras, – dijo Donghae. – ordenes
del jefe.
Bufó.
- ¿Por qué? – preguntó, intentando no sonar molesto.
- ¿Recuerdas el día que quieres libre?
- Por supuesto.
- Ahí lo tienes, – Donghae parecía estar disfrutando la
situación. – por un momento creí que el viejo se había vuelto más humano.
- Es la primera vez en tres años que pido uno, no sabía que
hacía esto.
- No sabes nada, Yunho. – dijo su compañero mientras se
alejaba con un café en una mano y una carpeta en la otra. – ¡Nos vemos el
lunes!
No volvería a pedir un día libre nunca más.
Yunho mueve su cuello de un lado al otro antes de pararse de
su incómoda silla e intentar que el resto de su cuerpo despierte. Mira el reloj
en la pared, son las diez de la noche, solo le falta recompensar otras cuatro
horas para que no le descuenten el día de pago, pero no planea quedarse toda la
noche. Toma todas sus cosas y comienza a caminar.
Esa mañana había tenido la sensación de que ese día sería
diferente en un buen sentido, pero se había equivocado. Su trabajo estuvo más
recargado de lo normal y tuvo que saltarse el almuerzo para lograr terminar su
informe a la hora y cuando creía que por fin se relajaría su jefe le obliga a
hacer horas extras un día viernes.
“Lamentamos informales
a nuestros usuarios que el servicio se verá interrumpido en la siguiente
estación durante veinte minutos. Le recordamos que la información sobre
recorridos de apoyo en la superficie se encuentra disponibles en los paneles de
información.”
- Tiene que ser una broma – murmura para sí mismo. Puede
escuchar como las demás personas se quejan e intentan bajar del vagón antes de
que parta. Yunho está de acuerdo con ellos en que deberían dar la razón por la
que interrumpen el servicio. Resignado, ve como las puertas se cierran frente a
él y el tren comienza a internarse en el túnel mientras se debate entre salir y
tomar un bus o simplemente esperar en la estación, se decide por la segunda
opción.
Observa como el lugar se va vaciando de a poco, se ve
tentado a quedarse en el andén mientras espera, pero un repentina sed le ataca
y decide vagar por la estación en busca de un buen café. Siente vibrar su
celular en el bolsillo de su chaqueta, lo ignora, no quiere mirar
accidentalmente la hora es la pantalla mientras contesta.
Logra ver una pequeña caseta con una señora bastante
aburrida en la caja registradora. Yunho supone que la gente que abandonó el
lugar se encargo de que todo el mundo no entrara a la estación. Estaba apunto
de caminar hacia ella cuando advierte la presencia de un chico sentado en una
de las sillas a solo unos metros. Traga con dificultad cuando logra ver su
rostro. Changmin está frente a él con un suave puchero en sus labios sin apartar
la mirada de su celular.
- Lamento no haber llamado. – se arrepiente de sus palabras
apenas ve el cuerpo de Changmin estremecerse. Por supuesto, él no debe de tener
ni la menor idea de quién es la persona que lo llama. Un frío le cala el cuerpo
de un segundo a otro mientras su rostro comienza a hervir, ¿Era eso siquiera
posible?
Changmin apretó su celular antes de buscar su mirada con
cierta timidez y Yunho deja que aquellas brillantes orbes recorran su rostro a
su gusto.
- Ya era hora que volviera a escuchar tu voz. – dice
mientras una de las sonrisas más honestas que Yunho ha visto adorna su boca.
- ¿Volver a escuchar? – pregunta enarcando una ceja.
- Fuimos compañeros, – le recordó Changmin con naturalidad –
creo haberte escuchado hablar un par de veces.
-…¿No crees que soy extraño? – preguntó con temor.
- ¿Crees que lo soy yo por no cambiar de numero en años solo
porque creí habérselo dado a alguien?
- Sí. – respondió Yunho con una sonrisa.
- Ahí tienes tu respuesta – dijo divertido.
- ¿Quieres un café?
- Claro.
Da media vuelta y camina hacia la caseta, pide dos
capuchinos mientras trata de no voltear y dejar en evidencia que ese, a pesar de
todo lo ocurrido, era el mejor día de su vida. Lo mejor de todo era que le
faltaba mucho para acabar.
Changmin sonríe en agradecimiento cuando Yunho deja su vaso
a centímetros de su mano derecha.
Noooo, esto pide segunda parte al menos.
ResponderEliminarPor favor. Quiero saber los detalles, de como lo vivió Changmin y kjefnwerkjf un hard sex please! TT_TT Dame porno. :c
Es hermoso, sobre todo la timidez y la adoración que tiene yunho hacia minne, el final me encanto ya que me imagine la cara de minne haciéndole el puchero a yunho esa parte la ame. Muchas gracias por compartir este historia ^.^v
ResponderEliminarsiiiii! please, que tenga segunda parte, esta hermoso!
ResponderEliminarq lindo, quiero saber q sigue, pls continualo!
ResponderEliminar