Un Ho sin su Min

Me parece increíble que recién hoy haya comprendido realmente la magnitud de este sentimiento, parte de mi quiere creer que es solo un sentimiento de abandono temporal el que me aterra y tranquiliza al mismo tiempo. Ha pasado más de un mes desde que mi vida tomó un giro esperado, pero que había tratado de evadir, y aún no me acostumbro a mi nueva rutina.

Todo este tiempo, mi cerebro me ha reclamado ese algo que está faltando, ese algo que hace que todo luzca incómodo cuando no está ahí. Ese algo, mi Changmin. Parece una locura, logro escuchar su voz cada vez que hago o digo algo, pero cuando volteó a verle mi pecho se contrae porque él no está y aún mis ojos creen poder verlo negar con la cabeza mientras sus cejas se fruncen y sus labios se curvan forman esa sonrisa de que dije algo tonto. Esa era la expresión que surcaba su rostro la mayor parte del día. Supongo que si soy algo tonto, solo algo, ya que muchos aquí se ríen de la misma forma.

A pesar de ser un hombre, a pesar de que ambos seamos hombres, ningún se atrevería a negar que había una conexión diferente, más fuerte y de cierta forma dependiente de lo normal. Era como un acuerdo silencioso con demasiadas cláusulas importantes como para poder clasificarlo, por deberse a miradas, a gestos, a momentos íntimos entre ambos que nadie más veía. Un acuerdo que, con la capacidad de extrañar, añorar, desea casi con desesperación de cualquier ser humano se había vuelto una tortura.