Simplemente amor MARZO

23 de Marzo

Era la primera vez que iba a ese lugar. Un “bar para adultos” como había dicho Greg tras cerrar la primera campaña, un lugar donde se pasa un buen rato y ya, en completo anonimato. Había decidido ir porque parecía necesitar un momento de relajo pese a que todo había salido bien, apenas bien, pero bien al fin y al cabo. El lugar no estaba repleto de gente y la música no era tan ruidosa como él había esperado, esto sin duda ayudó a que se soltara un poco. Se acercó a la barra donde un hombre de más de cuarenta lo atendió. Pese a haber apenas otros dos hombres más en la barra, el cantinero no intentó iniciar una charla con él. Si Yunho hubiese pensado que eso pasaría habría ido con Ho Joon. No le gusta estar en lugares donde no conoce a nadie.

-Hey – escuchó a su lado. –, es tu primera vez aquí, ¿No es así? Charlie nunca habla con nadie y Minho no ha venido a trabajar hoy.

Yunho miró al hombre a su lado, este no parecía estar ebrio y mucho menos drogados. Sonrió antes de comenzar a charlar con él sobre cosas sin importancia, después de todo, solo lo vería en esa ocasión.

-El show ya va a comenzar – anunció su acompañante con una sonrisa, mientras dejaba de lado su trago. -. Te encantará.

Antes de que Yunho pudiese procesar lo que le había dicho, las luces del lugar se volvieron azules, un azul oscuro bastante exótico. Comenzó a sonar una versión de Ace de Taemin que él nunca había escuchado, mucho más sexy que la original. Varias mujeres salieron desde quién saber dónde y comenzaron a bailar en medio del lugar, todas mirando hacia distintas direcciones.

Entonces, un chico se colocó en el centro. Vestía unos pantalones negros holgados, una camisa blanca con solo los últimos botones abrochados y tenía una máscara que cubría la mitad superior de su rostro. Las mujeres tocaban sus piernas y subían hasta su ingle siguiendo el ritmo de la música. Él solo inclinaba la cabeza hacia los lados o la movía hacia atrás tocando las manos de ellas de vez en cuando. Yunho lograba ver bien su rostro, solo su perfil, pero le parecía atractivo. Era tan alto como él, mas su contextura era un poco más delgada que la suya y, a pesar de las luces, podía notar la palidez de su piel. Era erótico.

-La chica de la izquierda es ardiente – comentó el hombre a su lado. Yunho quitó la vista del chico y revisó el lugar rápidamente; todos los presentes eran hombres. – No te preocupes, los chicos de las performance desaparecen si no hay mujeres o gays en el público.

Si hace unos momentos estaba cómodo hablando con ese sujeto, ya no era el caso. No sabría decir si el alcohol estaba haciendo efecto en él o la excitación mezclada con este estaba sacando su verdadera personalidad a flote.

Regresó su vista al chico en el centro y notó como una de las mujeres apretó disimuladamente su tobillo y este se movió, quedando de cara a Yunho. La mujer se acercó a su oído como parte del baile y fue ahí cuando Yunho creyó ver una mueca en sus labios. Las mujeres comenzaron a sacarle la camisa. Sus músculos no eran marcados, pero tampoco eran inexistentes. Cuando finalmente quedó sin esta, sus ojos se encontraron por unos segundos antes de que el chico continuara barriendo con la mirada al resto de los hombres en el lugar. Yunho se volteó en busca de su trago, su garganta se había secado de un momento a otro.

Apagaron las luces y la música se detuvo. Él se congeló en su lugar. Cerró sus ojos e intentó escuchar lo que sucedía a su alrededor, pero lo único que su cerebro percibía era sus propios latidos en sus oídos. Los abrió y notó, gracias a la poca luz que todavía podía percibir, como el hombre a su lado se alejó y como Charlie se colocó al otro extremo de la barra. Tragó duro cuando sintió algo blando y caliente tocar parte de sus brazos y torso al mismo tiempo. Un olor distinto al de los tragos inundó su nariz, era una mezcla entre un desodorante suave y sudor… el aroma de un hombre. Al alejar su cuerpo de la barra descubrió dos cosas. La primera, era que sí, se trataba de un hombre. Y la segunda, ese hombre estaba sentado sobre la barra y sus piernas estaban a los costados de su regazo.

Entonces, la luz azul volvió y el chico sin camisa frente a él le sonrió al tiempo que se inclinaba hacia atrás y apoyaba su cuerpo en sus codos. Yunho tenía la entrepierna del chico a escasos centímetros de su rostro, casi a la misma distancia que el trago en su mano. Miró de reojo al resto de las personas; la mayoría de las bailarinas estaban conversando con más de un hombre, ninguna de ellas estaba tan cerca de uno como lo estaba el chico frente a él. Levantó la vista y se encontró con su mirada y, contrario a lo que esperaba, los ojos del chico no reflejaban lujuria alguna, más bien nerviosismo. Yunho no entendía que pasaba.

El chico apartó sus ojos. Tentando un poco la suerte, Yunho alejó su trago y llevó su mano ahora libre al costado externo de sus muslos. El chico tembló ligeramente, pero sus ojos estaban fijos en algún punto detrás de él. Curioso, intentó ver a través de los espejos decorativos del bar de qué se trataba. Un hombre. Había un nombre a sus espaldas, no sabía si los miraba o no, porque la imagen tenía una distorsión, pero era un hombre lo que veía. Llevó su otra mano a la cadera del chico y este volteó a verlo, tragando duro; la forma en que su manzana de Adán se movió fue exquisita a sus ojos.

-¿Estás bien? – su voz sonó más grave de lo que hubiera esperado.

El chico se relajó notoriamente al notar que sus toques no tenían otra intención, pero no le respondió, solo lo miró hasta que un movimiento a su espalda hizo que mirara de reojo, para luego centrarse de nuevo en Yunho.

Su máscara se corrió y Yunho llevó mano derecha a su rostro para mantenerla en su lugar. Los labios del chico tiritaron y se entreabrieron. La posición en la que se encontraban ahora ya no era tan inocente, no cuando tenía las piernas del chico casi rodeando su cintura y él estaba inclinado ligeramente sobre su cuerpo, mientras el de este intentaba.

Se escuchó una silla caer contra el suelo a su espalda. Miró nuevamente a través del espejo y vio que el hombre se había puesto de pie. El chico tembló en sus manos. Casi sin darse cuenta, Yunho se acomodó en su asiento y lo atrajo contra su cuerpo, haciendo que quedara sentado a horcajadas sobre él y sus rostros a solo unos centímetros. El chico se dejó hacer, no sin antes soltar un gemido de sorpresa.

-Traquilo – susurró Yunho con los ojos fijos en el espejo. Podía sentir la respiración acelerada de este en su cuello.

El hombre hizo un amago de caminar hacia ellos, pero se detuvo. Yunho sintió al chico moverse sobre su regazo en un intento por alejarse. Sin embargo, él no lo dejó, es más, lo rodeo con sus brazos y escondió su rostro en el cuello de este. Sabía que no era la mejor idea, ahora el chico tenía su cara mirando libremente hacia el tipo que parecía intimidarlo, pero le fue imposible alejarse de él.

Se parecía a su Changmin. Su cabeza le decía que era imposible saberlo, no lo había visto en años, pero la altura, el tono de la piel y la contextura física del chico en sus brazos era muy similar. Y la sola semejanza entre ellos lo hacía aferrarse a él.

El chico movió sus piernas en un intento de acomodarse sobre su regazo, mientras inclinaba su cabeza hacia un lado haciendo que el rostro de Yunho cayera sobre la piel de su cuello. Cuando pareció encontrar una buena posición, llevó uno de sus manos a la espalda de Yunho y dio unas suaves palmaditas. Creyendo, seguramente, que estaba sobre un hombre ya totalmente borracho ya que no se había movido ni un centímetro, no era algo muy raro de ver. Pero ese no era el caso. Yunho no se atrevía a moverse por miedo a lanzarse sobre el chico, dudaba de su autocontrol a esas alturas.

-Hey – dijo casi en susurro, comenzando a recorrer su espalda con sus manos. Movimientos suaves, tímidos e inseguros que parecieron terminar con la paciencia del sujeto tras ellos.

Yunho lo observó de inmediato a través del espejo. Podía sentir al chico buscar a ciegas algo debajo de la barra para golpear al hombre, pero sus brazos limitaban sus movimientos. Yunho pasó su trago de una mano a otra detrás del chico y esperó a que el hombre estuviera a unos pasos de él. Sintió las piernas del chico aferrarse a su cintura con fuerza. Con su mano izquierda le lanzó el vaso para que cerrara los ojos un momento y cuando lo hizo, agarró su nuca y la estrelló contra la barra.

-Nosotros nos encargamos – dijo uno de los guardias sujetando su hombro. – Lamentamos el incidente.
- Tú otra vez – se quejó su compañero, mientras inmovilizaba al casi inconsciente sujeto. Yunho observó como todos parecía mirar con cierto temor, ¿Lo miraban así a él o a los hombres a su lado?
-¿Todo bien? – le preguntó el primer guardia al chico, mirándolo fijamente. Este asintió con la cabeza casi de forma imperceptible, pero fue suficiente para que los guardias se marcharan.

Yunho se dio cuenta que el chico parecía evitar su mirada, es más, no parecía querer moverse. Entonces, se dio cuenta de que nada lo separaba del chico, literalmente. Su pelvis se enterraba sin disimulo en la del chico gracias a la posición en la que este se encontraba, su cuerpo se mantenía contra la barra debido a que Yunho lo sostenía de la cintura con su brazo derecho. Lo había levantado.

-Lo siento – se disculpó sin alejarse.

Solo unos segundos más, pensó.

-Yo debería agradecerte – dijo el chico, mientras se apoyaba en la barra para incorporarse. Sus piernas dejaron su cintura lentamente y se dejó caer por el borde del mesón, rozando su erección con la suya hasta que sus pies tocaron el suelo. Yunho no se movió y él no lo alejó como había esperado. Solo se quedaron parados, respirando pesadamente.


Yunho no dejaba de mirar sus labios.


1 comentario:

  1. Qué maravillosa sorpresa encontrar la continuación de un prólogo que prometía muchísimo!!!!!

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