Creciendo... junto a ti CAPITULO 16

Yunho había entrado a la ducha hace unos diez minutos, lo escuchaba tararear diferentes canciones desde la sala pero no me molestaba, sentía que mi departamento era un buen lugar para pasar todo el día ahí, quizás por la familiaridad que él mostraba con esos actos inconcientes.

El celular de Yunho comenzó a brillar y sin malas intenciones abrí el mensaje que había llegado.

¿Donde estas? Necesito que vengas de inmediato o te despido.

Era un mensaje de ese idiota que lo había retado ayer en la mañana, si fuera por mi le habría golpeado pero claramente Yunho es mucho menos impulsivo que yo ¿tanta falta le hace ese dinero?

- Estoy limpio – dijo mientras se estiraba un poco - ¿qué haces?

- nada especial

- Changmin – me llamó y apenas voltee mi rostro sacudió su cabello mojado empapándome en gran parte la camisa – así luces mejor.

- será mejor que vaya a cambiarme – comenté caminado hacia la habitación. Por el rabillo del ojo logré ver como Yunho revisaba su celular,  seguramente tendría que irse.

- Changdola  yo…–entró a la pieza encontrándome desnudo de la cintura para arriba y con un polera en la mano

- ¿qué pasa? – pregunte tranquilo, no es como si mi cuerpo fuera la gran cosa pero no había nada que ver que no hubiera visto en cualquier otro hombre – Yunho

- eh… yo… ¡al demonio! – dijo acercándose a mi rápidamente.

En menos de un parpadeo ya estaba acorralado contra el armario, me había golpeado fuertemente contra el pero Yunho no me dio tiempo para sentir el dolor, sus manos me levantaron del suelo y sólo atiné a enredar mis piernas en su cintura en un acto desesperado por no caerme.

El cuerpo de Yunho hervía como nunca antes y el mío no tardo en hacerle competencia gracias al roce frenético que ejercían sus manos sobre mi pecho desnudo. Por instinto me agarre de su cintura y lo atraje hacia mi cuerpo acortando todo espacio entre nosotros.

- ah – gemí cuando nuestras pieles se rozaron y el miembro casi despierto de Yunho chocó contra el mío.

Bajé mis manos hasta su espalda baja en un intento exitoso de repetir esa fricción y esta vez fue él quien gimió y mordió mi cuello para ocultarlo.

- Changmin – murmuró a mi oído.

Yunho levantó mis piernas, separándolas un poco entre si para aumentar la superficie de contacto entre ambos. Yo acerqué su rostro al mío con la intención de besarlo pero un jadeo me lo impidió y terminé besando solamente la comisura de sus labios.

- mala – intentó decir, pero en ese momento su pelvi acaricio un punto crucial para ambos – ¡ah!... puntería

- falto…mmm… de aliento – sonreí con malicia mientras le jalaba el cabello logrando la posición indicada antes de comenzar a besarlo.

Nuestro besos eran más mojados, sucios y desesperados que la noche anterior, no había amor o ternura, sólo deseo, y al mismo tiempo todo era romántico.

- ¡ah! – solté casi en un grito

El cuerpo de Yunho comenzó a moverse frenéticamente contra mi, como si no notara que ya no había más espacio entre mi cuerpo y el mueble, mi cabeza se golpeó varias veces pero no importaba. La labios de Yunho recorrieron todo el caminos desde mis labios, pasando por mi mandíbula hasta esa parte tan sensible bajo mi oreja y permaneció allí durante unos minutos, mordiendo, mojando y marcándolo sin importarle si días después alguien pudiera ver aquellas marcas.             

Juguetonamente, sus manos recorrieron mis largas piernas hasta llegar a mi trasero, me apretó fuertemente por un segundo y yo imité su acción terminando los dos jadeando sin reparos, probablemente mis vecinos ya debían saber lo que estaba pasando.

Repentinamente un fuerte calor recorrió mi cuerpo hasta llegar a mi entrepierna y una especie de cosquilleo me inundo, era una sensación bastante especial, difícil de describir, pero placentera. Sólo bastaron unos cuantos roces más para que sentir un placer incontrolable recorriendo mi ahora totalmente mojado cuerpo, mis brazos y piernas temblaron por unos segundos y mi trasero comenzó a contraerse deliciosamente.

- ¡arghhhh! – gemí en voz alta, y parte de mi saliva cayó sobre el borde de mis labios.

Yunho no tardó mucho en besarme bruscamente, acción que me ayudo a mantener esa sensación por unos minutos. El cuerpo de este no tardó en llegar al orgasmo y que al igual que yo no pudo contener un brutal gemido que resonó como música cerca de mis oídos.   

Sentía su respiración agitada golpear para de mi pecho mientras nos resbalábamos por el armario hasta que sus rodillas tocaron el piso.

- no me siento las piernas – comente sin aliento. Mis manos recorrían tranquilamente el pecho cubierto de sudor de Yunho.

- ni yo los brazos – bromeo, dejando lentamente mis piernas en el suelo.

Recién entonces note lo que acabábamos de hacer y lo mojando que estaban nuestros pantalones.

- ¿recostémonos un rato? me canse como si hubiera corrido un maratón.

- claro – asintió tratando de levantarse – aunque yo hice la parte difícil – agregó y yo lo golpee con la poca fuerza que tenía en ese momento.

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