Cinco metros.
Son
contadas las personas capaces de lograr todos y cada uno de los sueños y metas
puestas en su vida, van desde un excelente calificación, pasando por salir
egresado con honores de la mejor universidad nacional hasta ocupar uno de los
escasos altos puestos de la mejor empresa internacional de tecnología en el
mundo. Shim Changmin era uno de ellos.
Tres
metros.
Reunía
todas las cualidades que un hombre de su cargo necesitaba tener, la más
importante, y sin duda la que lo llevó a donde estaba, era su capacidad para
mantener la compostura en cualquier situación. Como manejaba su día a día era
un espectáculo digno de ver.
Un
metro.
Shim
Changmin era la compostura hecha persona…
- me
gustas.
… salvo
en esta ocasión.
Jung
Yunho, su compañero de trabajo desde hace ocho meses y ex-gerente de la
compañía rival, le miraba atónito. La repentina declaración le había tomado por
sorpresa, es decir, nunca espero que alguien con quién apenas intercambiaba dos
o tres frases a la semana se le declarase, mucho menos delante de todos en el
comedor de la empresa.
Antes
de que Yunho pudiera siquiera reaccionar, Changmin volteó y comenzó a alejarse.
Su caminar era torpe, sus hombros se veían tensos y sus puños estaban contraídos a más no poder. Todos los
presente lograron escuchar su agitada respiración mezclada con el sonido de sus
pisadas. Nadie habló, sin embargo todas las miradas se posaron sobre Yunho,
examinándolo pero este fingió no percatarse de ello; sólo se incorporó de su
asiento y a paso decidido caminó tras el chico.
-
maldición, maldición, maldición… – decía Changmin mientras avanzaba por el
largo pasillo hacia los baños. Había comenzado a transpirar y para su mala
suerte no podía aflojar el nudo de su corbata.
Una vez
dentro, mojó su rostro salpicando un poco de agua a su camisa en el proceso. Humedeció
su cabello de forma descuidada mientras su reflejo en el espejo; su cara estaba
roja.
Tragó
saliva y miró alrededor, estaba sólo y nadie parecía tener la intención de entrar. Golpeó la puerta de
uno de los cubículos con su pie.
Era
verdad que Changmin estaba conciente de la existencia de Jung Yunho y también
era verdad que no le parecía para nada desagradable, es más, le admiraba. Sin
embargo, nunca pensó en él de una manera romántica, lo que había salido de sus
labios hacia apenas unos minutos era algo que nunca planeo. Estaba en shock,
como, de seguro, estaban todos en la sala de colaciones.
La
imagen del rostro de Yunho golpeó su cerebro. Nunca había visto esa expresión
en su rostro antes, no es que estuviera muy pendiente de él tampoco pero asumía
que no era fácil de sorprender. Entonces lo vio, detrás de la cara de Yunho,
esa cabeza con apenas un par de cabellos: su jefe, lo había presenciado todo.
-
¡mierda! – podía aguantar la burla de cualquiera de sus compañeros pero su
jefe, su abiertamente homofóbico jefe, podía despedirlo. No quería perder todo
el esfuerzo hecho en su vida por culpa de un impulso.
Echó a
correr el agua, desde pequeño el sonido del chorro entrando en la tubería
lograba calmarlo. Cerro sus ojos, manteniendo la cabeza gacha y sus manos
alrededor del lavabo. Exhaló. Podía sentir como su cabeza daba vueltas.
-
necesito irme de aquí – susurró mientras cerraba la llave. Mañana pediría los
dos años de vacaciones que le debe la empresa y rezaría para que a su regreso
nadie se acordara de lo sucedido.
Avanzó
alerta a cualquier ruido por los pasillos de la empresa hasta la salida de
emergencia de su piso, bajó la escalera lo más rápido que pudo y una vez fuera,
volteó hacia atrás para asegurarse que nadie le seguía.
Ya
mucho más tranquilo caminó directo al estacionamiento, no quiso voltear a ver
los enormes ventanales que rodeaban la fachada de la empresa por miedo a
descubrir que todos le mirasen aún.
-
¿huyendo? – preguntó Yunho, detrás de él.
Changmin
se detuvo por un segundo antes de fingir que no le había escuchado y siguió
caminando. No necesitó voltear para saber que había comenzado a seguirle,
escuchaba sus pasos y veía su sombra sobre el cemento delante de él.
- pensé
que ibas a tu auto – comentó Yunho entretenido. - ¿hasta donde me llevas?
- eres
libre de caminar en otra dirección- le contestó Changmin mientras le miraba de
reojo.
- mmm…
creo que seguiré adelante
-
perfecto. Yo entraré a este pasaje. – dijo Changmin con una media sonrisa
mientras, dándole la espalda, comenzaba a adentrarse.
Yunho
le observó entrar en silencio, esperó a que estuviera casi a metros de la
salida para caminar tras él. Recuerda haber visto actuar a Changmin así sólo
una vez, cuando le pidieron que le enseñara la oficina en su primer día; su
rostro se había mantenido imperturbable cuando se presentaron sin embargo sus
orejas enrojecieron, su labio tiritó cada tanto cuando hablaba y apretaba con fuerza la carpeta con
papeles que llevaba en sus manos.
Cuando
llegó al otro lado se encontró con Changmin parado contra el muro, por un
momento creyó que le estaba esperando pero al notar como cerraba sus ojos con
fuerza y mordía su labio supo que esa no era la razón, ni siquiera había
reparado en su presencia.
Yunho
miró alrededor, estaban en la avenida más transitada en la capital y aún así
ninguna persona los miraba. Aprovechó ese hecho para colocarse frente a
Changmin. Estaba apunto de acariciarle la mejilla cuando este abrió sus ojos.
- … fue
una apuesta – dijo mientras miraba hacia un lado. Yunho levantó una ceja.
- ¿con
quién hiciste la apuesta?
- con…
un amigo
- ¿de
la empresa?
-… no
-…
- no es
necesario que hablemos o algo por el estilo – decía Changmin tironeando la tela
de su pantalón con sus dedos.
- entiendo…
- Yunho esperó que regresara a mirarle para acomodar su mano en su nuca y
obligarle a besarle. De inmediato las manos de Changmin fueron a sus hombros,
agarrando su camisa mientras, muy pobremente, intentaba alejarle. – yo…yo
también hice una apuesta – dijo Yunho. Changmin posó su vista en los finos y
enrojecidos labios de este sin poder evitarlo.
- ¿con
quién? – preguntó Changmin con apenas aliento.
- con…
eh… - sin molestarse en esconder su mentira Yunho acercó su frente a la del
otro – Choi de ventas
-
renunció hace un par de semanas – afirmó Changmin y suspiró. Son un par de
idiotas.
- te
invitó un café
- de
acuerdo… ¿en donde?
- mi
casa.
Changmin
tragó su saliva mientras se dejaba arrastrar.
-
¿desde cuando? – preguntó Yunho, sentándose junto a Changmin en el sillón.
- no lo
sé, me acabo de enterar al mismo tiempo que tu – respondió sincero, mirando el
vapor que escapaba de la taza.
- ya
veo…
Yunho miró su reflejo en la pantalla de
su televisor, normalmente sería una imagen a la que no le daría importancia y
sólo encendería el aparato y buscaría algo para distraerse, pero estaba vez era
diferente; Changmin también se reflejaba. No hacia nada especial, sólo miraba
su taza y de vez en cuando inspeccionaba la distancia entre sus rodillas.
Y le
gustaba.
-
Changmin
- ¿mm?
-
intentémoslo durante un mes – dijo seguro. Changmin le miró fijamente durante
un rato y después asintió con un movimiento de cabeza algo tímido. Yunho
sonrió.
Bastó con
que bajara del ascensor para que sus compañeros de división le atosigaran con
preguntas sobre lo que había sucedido con Changmin el día anterior, sobra decir
que uno de ellos les vio “irse juntos” de la empresa.
- ¿qué
harás ahora? – quiso saber una de las chicas.
- ¿son
novios?
-
¿alguno se irá de la empresa?
- supe
que el jefe quiere hablar con ambos.
Mientras
les miraba divertido por ni siquiera darle tiempo para responder, Changmin pasó
por el pasillo principal con un montón de cajas y papeles en sus brazos.
– ¡Changmin!
– le llamó, el aludido volteó a verle con algo de dificultad - ¿te ayudo?
- esta
bien – contestó, tratando de no darle importancia a las caras de expectación
junto con el repentino silencio que se había forma en el piso. Caminó hasta
Yunho y dejó algunas cajas sobre su mesón. – esas son para tu sección, debes
entregarlas con los timbres legales.
-
¿ahora?
- antes
de la hora de almuerzo – aclaró. Yunho se incorporó desde su silla y tomó las
demás cajas que Changmin cargaba.
- ¿adonde
hay que llevar esto?
- a la
oficina de nuestro jefe – dijo tenso, mientras comenzaba a caminar. Yunho le
siguió de cerca. - ¿qué crees que diga? – preguntó después de apretar el botón
del elevador.
- no lo
sé – respondió entrado en este, Changmin se colocó frente a la puerta delante
suyo. Le vio mover sus piernas como si estuviera ansioso.- todo saldrá bien –
dijo, antes de inclinarse y besar aquél espacio entre donde termina su cabello
y comienza su camisa. Changmin se estremeció pero no intentó apartarse.
- eso
espero – murmuró
- confía
en mi – pidió Yunho, colocando su frente en la nuca de este.
- lo
hago.
Changmin
tenía su vista fija en la ventana frente a él sin saber si reír o llorar. Yunho
estaba abrazándole por la espalda, en silencio. La carta de despido de ambos
estaban sobre la mesa de noche frente a la cama de Changmin.
Si
había algo que caracterizaba a Changmin era que basaba su vida en planes, tenía
planes preparados para los planes que no funcionaban, todo era metódico, todo
calculado, para que cuando llegase un momento en que sus emociones le nublaran
la visión ya sabía en que dirección tenía que empezar a caminar, aunque lo
hiciese llorando. Lo que pasó con Yunho fue una excepción.
Su
respiración era entrecortada y casi dificultosa sin embargo apenas lograba
escucharse, su mente estaba en shock. Su meta había sido siempre trabajar en
esa compañía hasta que llegase el momento de retirarse por la edad. ¿Había sido
muy inocente al creer que podría lograrlo?
Yunho
afianzó su agarre como si supiera que el mundo en esos momentos le estaba
sobrepasando, sin decir nada para evitar que se derrumbara, sólo acompañándole
mientras se hundía, permitiéndole ser débil antes de levantarse de nuevo. Sabía
que lo necesitaba, y sólo habían pasado un par de horas juntos, ni siquiera un
día como pareja.
El
cuerpo de Changmin comenzó a temblar, Yunho se acomodó sobre la cama para poder
ver su rostro. Acarició su brazo con su mano de arriba abajo como si quisiera
calentarle un par de veces antes de inclinarse y besar su hombro, luego su
cuello y terminar en su sien. Apoyó su frente contra el costado de la de
Changmin y cerró sus ojos.
Changmin
se volteó lentamente sin separar sus cabezas. Yunho esperó hasta que pasó uno
de sus brazos rodeando su cintura para abrir sus ojos. Los ojos acuosos de
Changmin fue lo primero que vio, luego su enrojecida nariz y al final… su
sonrisa. Una lágrima escapó y Yunho no tardó en limpiarla.
- ¿qué
haremos ahora?
- estar
juntos – respondió Yunho antes de besarle. Changmin sonrió entre el beso.
Al
demonios el futuro, el disfrutaría del ahora, de su ahora con Yunho.
que onda con ese jefe ¬________¬
ResponderEliminarpero a pesar de todo fue lindoo!!!! Awwwwww tan poco tiempo de pareja y se conocen tan bien!!! puro amor!!! <3 me gustoooo :3 gracias~
Muy bello, estaba esperando que escribieras algo :)
ResponderEliminarOwwww!!!! Estuvo hermoso :3
ResponderEliminarEse jefe se pasó pero como se dice después de la tormenta viene la calma.... Y ahora están juntos puedan q sean recién horas pero desde ahora será para siempre :)