Llegaste

Nuestro primer encuentro fue en la noche de un viernes cualquiera, Minho, uno de mis mejores amigos, me había invitado a cenar en su departamento para presentarme a su más reciente novio. Me gustaría recalcar que él cambiaba de novio como yo de gafas, sin embargo este parecía ser especial. Y esa es precisamente la razón por la que escribo esta confesión, no creo que alguien la vaya a leer, esta página parece estar abandonada desde hace meses pero me pareció una buena forma de quitarme esta culpa.

Changmin era su nombre, había escuchado un par de cosas antes de conocerle en persona. Sabía que era alto, Minho lo había dicho varias veces, pero nunca creía que lo fuese más que yo; cuando me saludó en aquella ocasión noté como mi mentón encajaba justo en su hombro. También estaba al tanto de su enorme apetito, fue fácil descubrir que Minho no exageraba al verle devorar la pizza que habíamos ordenado a domicilio. Se comió una porción familiar él solo.

- iré a comprar un par de cervezas – dijo Minho mientras se levantaba del sofá y agarraba sus llaves.

- voy contigo – se ofreció Changmin, pero Minho negó con la cabeza. Eso fue lo peor que pudo haber hecho.

Nos mantuvimos en silencio hasta se escuchó el ruido de la puerta principal cerrarse. Él me miró, sus labios se abrían y cerraban, en ocasiones los lamía para humedecerlos. No sé como me habré visto yo en ese instante pero su semblante me daba a entender que mi esfuerzo por ocultar la obvia atracción que sentía hacia él estaba siendo en vano.

- yo…yo… iré a buscar algo a la habitación – había dicho Changmin antes de salir casi corriendo de la sala. Yo reí, nervioso, no sabía que había estado a punto de hacer.

Minho llegó cinco minutos después y extrañado preguntó por Changmin, le respondí que le dolía la cabeza y había ido a buscar un analgésico a su habitación; me creyó, en aquél entonces no tenía por qué desconfiar de mi.

Comenzamos a beber a eso de las dos de la mañana. Changmin soltaba algo similar a un “Wah” después de cada sorbo. Era divertido verle. Minho por su parte dormitaba cerca del sofá donde Changmin y yo apoyábamos nuestra espalda. Hablábamos de cosas triviales como si el momento de tensión entre ambos hace un par de horas no hubiese tenido lugar. Así pasamos otra hora.

Le quedé mirando por un par de segundos, él se dio cuenta y volteó a verme. Me incliné hacia Changmin con lentitud, a pesar de lo ansioso que estaba. Él no se movió ni un ápice.

- Yunho – susurró mi nombre por primera vez. Sonaba tan bien en su boca.

Antes de darme cuenta le estaba agarrando el cabello de forma desesperada, mis manos le atraían contra mi cuerpo mientras se movían sin control alguno por su espalda y abdomen. Changmin comenzó a gemir mi nombre sin tapujo alguno haciéndome olvidar que Minho estaba a unos centímetros de nosotros. Me posesioné por completo sobre él, obligándolo a aferrarse con sus piernas a mis caderas para no incomodarle con la brutalidad de mis movimientos.

Lo hicimos sobre la alfombra, frente a su novio.

A veces me pregunto como hubiesen ocurrido las cosas si Changmin no hubiera correspondido esa atracción cuando Minho nos dejó solos, tal vez no le habría visto de nuevo, tal vez aún sería ellos aún serían novios, tal vez… me arrepintiese toda mi vida de no haberle besado. Pero los supuesto no existen.

Changmin y yo no nos volvimos a ver hasta año y medio después de lo ocurrido, nuestro reencuentro fue mera casualidad o quizás fue lo que la gente suele llamar destino. Nos topamos en un bar, me preguntó por Minho y le expliqué que desde esa misma noche no me había atrevido a volverle a hablar; Changmin me contó que había terminado al día siguiente, porque no pudo culpar al alcohol por lo sucedido.

Changmin vive conmigo desde hace dos años, me reclama día y noche sobre lo desordenado que soy, como odia que cante en la ducha y lo mucho que demoro en asear, sin embargo no se va. No creo que lo haga nunca. Por mi parte, estoy feliz. Solo esa palabra describe todo.